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La Abadía San Michele Arcangelo en Passignano

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Abadías, Monasterios y Conventos

Un conjunto monástico milenario en un entorno natural encantador

La Abadía San Michele Arcangelo se encuentra en Passignano, en el territorio de Barberino Tavarnelle. Se trata de un complejo monástico del Orden de Vallombrosa, cuya primera comunidad de religiosos se remonta al año Mil.

A pesar de sus numerosas reformas a lo largo de los siglos y de su aspecto típico de villa-castillo según la moda del Siglo XIX, es uno de los lugares religiosos más sugestivos y fascinantes en la zona de Chianti, donde vivió y murió el fundador de la congregación vallombrosiana San Juan Gualberto. 

No te pierdas el gran claustro, fulcro del complejo monástico y espléndido ejemplo de la arquitectura del Siglo XV, la cocina que ha permanecido prácticamente inalterada desde el Siglo XVIII y el refectorio decorado con una preciosa Última Cena de Domenico Ghirlandio. El fresco, también mencionado por Vasari y documentado en los libros de contabilidad del monasterio, fue realizado por el artista florentino, entonces de 27 años, con la ayuda de su hermano David, siguiendo la moda florentina de los cenáculos, típica de la época. De hecho, se puede ver cómo la arquitectura en la que se enmarca la escena recuerda al Cenáculo de Sant'Apollonia en Florencia.  

En la iglesia abacial, dedicada a San Miguel Arcángel y construida a partir del 1266, se conservan obras de gran interés histórico y artístico, como los frescos de Alessandro Allori en la Capilla de San Juan Gualberto. Aquí, donde se encuentra el sepulcro del Santo, el alumno de Bronzino representó historias de la vida del Santo y el Reconocimiento de las Reliquias en el 1531. En la Capilla de San Sebastián y San Atto hay pinturas y frescos del pintor manierista tardío Benedetto Veli. 

Tras la supresión de las órdenes religiosas en el 1866, todo el complejo pasó a manos de la realeza italiana, y luego fue vendido a una familia noble polaca. Después de más de cien años, en el 1986, Badia a Passignano volvió a manos de los monjes vallombrosos, que aún hoy mantienen viva su importancia.

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