Castillo Malaspina en Terrarossa
La imponente residencia del Marqués Fabrizio Malaspina a lo largo de la Vía Francígena
En una posición llana, en la cuenca media del río Magra, se alza el Castillo Malaspina de Terrarossa, construido en el Siglo XVI en una posición más central que la antigua fortificación precedente.
El primitivo asentamiento estaba situado en una elevación cercana y formaba parte, ya desde 1221, de las posesiones de Obizzino Malaspina de Spino Fiorito de Filattiera. En 1407 se produjo una cesión de estas posesiones a los Marqueses Malaspina de Villafranca y sucesivamente, a una ocupación por parte de los Genoveses.
En 1581, el feudo se independizó y fue entonces cuando el Marqués Fabrizio Malaspina construyó el Castillo de Terrarossa, no tanto por necesidades estrictamente militares y defensivas, sino para satisfacer sus necesidades residenciales y económicas: de hecho, el marqués obtuvo amplios espacios para criar gusanos de seda.
Dedicado a actividades diplomáticas y políticas en la corte florentina de los Medicis, Fabrizio perdió el interés por su feudo no terminando siquiera la construcción del palacio, como demuestran las diferentes alturas arquitectónicas del castillo. A la muerte de su hijo, cedió el castillo a Cosimo II de Medici, abandonándolo definitivamente.
Terrarossa permaneció entonces bajo el control florentino hasta la llegada de Napoleón.
Desde el punto arquitectónico el Castillo es una de las más amplias residencias de los Malaspina: tiene planta cuadrangular y está construido en estilo moderno con cuatro baluartes, dos de los cuales son terrazas cubiertas y dos cubiertos con techos. Al castillo se entra por un arco de piedra arenisca que conduce a un patio central a través del cual se accede a salones abovedados y apartamentos.
En la actualidad, el Castillo alberga una sala para eventos y conferencias, un punto de informaciones del territorio y la Biblioteca Natural Albino Fontana.
