Punto de referencia del pueblo de Montecarlo, la Colegiata de San Andrés se nota por ser el edificio más alto de la localidad y alberga una multitud de obras de arte de diferentes épocas.
El edificio sagrado fue construido entre los años 1332 y 1334, cuando el Emperador Carlos IV fundó la Fortaleza de Montecarlo. Posteriormente, se renovó por completo hacia el año 1783.
En su interior se encuentra la capilla-santuario de la Virgen del Socorro, que contiene un fresco que representa a la Virgen protegiendo a un niño del Diablo. A la Virgen se le atribuyen numerosos milagros en Montecarlo. Dos de ellos son dignos de mención: la aparición en la torre de la Fortaleza de Cerruglio para expulsar a los pisanos a finales del Siglo XV, y la salvación de la ciudad de la epidemia de peste del 1631, epidemia que no se cobró ni una sola víctima en Montecarlo. La Virgen sigue siendo objeto de devoción y es considerada la protectora del pueblo de Montecarlo.
El espacio interior de la iglesia está dividido en varias capillas, cada una de las cuales contiene pinturas o estatuas. Entre ellas, la Capilla del Rosario, habilitada como un pequeño espacio museístico en el que es posible ver la hermosa pila bautismal del Siglo XVI; una estatua de madera del Siglo XV de Francesco di Valdambrino que representa a San Antonio Abad; una estatua del Siglo XV que representa a Jesús Muerto; un lienzo del 1667 de Camillo Ciai que representa a la "Virgen entronizada con el Niño y los santos Domingo y Catalina"; un gran fresco que representa una Última Cena de principios del Siglo XVIII y, por último, el retablo pintado en el 1434 por Francesco Anguilla de Lucca que representa a la "Virgen con el Niño".
En las dos hornacinas laterales del altar se guardan diversos objetos sagrados del tesoro de la Colegiata, mientras que en el interior se encuentran dispersos querubines de mármol y pietra serena y otros retablos del Siglo XVII de excelente factura.
Cabe destacar la Cripta con sus frescos del Siglo XVI, los dos lienzos del presbiterio y la Sacristía, donde se exponen varios óleos de los Siglos XVII y XVIII.
Por último, también hay un testimonio musical: el órgano del 1742 en el muro interior de la fachada.
Como la iglesia era el edificio más alto del pueblo, en el momento de su fundación estaba prohibido por ley que alguien subiera al tejado para que nadie pudiera mirar dentro de la Fortaleza de Montecarlo.