Montecatini, una de las cunas toscanas del Art Nouveau, junto con Viareggio, alberga numerosos testimonios de la obra de Galileo Chini y del arte de la cerámica. Las Termas Tamerici, que llevan el nombre de las plantas que se encontraron en el parque acuático en 1843, son uno de los lugares que mejor conservan la memoria de aquella época artística que dio a la ciudad balnearia su inconfundible perfil arquitectónico de inspiración Art Nouveau.
Originalmente propiedad de la familia Schmitz, que explotó el manantial, este balneario fue renovado en 1909 bajo la dirección de los arquitectos Giulio Bernardini y Ugo Giusti, con la colaboración de Galileo Chini. En la fachada del edificio, cuya entrada se obtuvo utilizando las construcciones preexistentes, se levanta un gran alero de bronce decorado con motivos florales. El edificio es rico en cristales de colores y tragaluces, así como en decoraciones de cerámica y gres, muchas de las cuales fueron diseñadas por Galileo Chini.
Sin embargo, la sala más característica de todo el complejo es la Sala de bebidas, para la que el artista originario de Mugello diseñó los pisos y revestimientos, que revelan el altísimo nivel de expresión alcanzado por Chini y sus colaboradores ya en esta época. Entre los elementos más interesantes de Tamerici se encuentran las decoraciones del pabellón circular en forma de cúpula con arabescos de hierro forjado, que se dice que inspiró el pabellón de la famosa villa La Capponcina de Florencia, la residencia histórica de Gabriel D'Annunzio.
En la fachada del edificio hay cuatro bajorrelieves del escultor Domenico Trentacoste de Palermo, que fueron presentados por primera vez en Turín para la Exposición Italiana de Arte Decorativo e Industrial en 1902, y que marcan la entrada a Italia de un material hasta entonces desconocido, el gres.