El Jardín Botánico en Lucca, joya verde que se extiende por dos hectáreas en el corazón del centro histórico, fue creado en el 1820 por orden de Maria Luisa di Borbone, entonces duquesa de Lucca.
Aquí se conservan miles de especies vegetales de todo el mundo y plantas seculares, entre ellas el majestuoso cedro del Líbano, de 22 metros de altura y 6 metros de ancho, plantado por Paolo Volpi en el 1822 y cuyo gran follaje se ha convertido en el símbolo del Jardín, sin olvidar la magnolia, la secuoya, el ginkgo biloba y el gran pino negro, de 30 metros de altura.
Entre las colecciones más importantes en el jardín se encuentran de especies medicinales, de ericáceas, hidrófitas, especies vegetales espontáneas de uso alimentario en Lucca y la colección de camelias.
El Museo Botánico Cesare Bicchi está anexo al Jardín y conserva los herbarios históricos (Puccinelli, Bicchi) y los materiales recogidos y transmitidos por los estudiosos que trabajaron en el Jardín Botánico.
Además, en el sector de la Escuela Botánica, se ha creado un itinerario permanente para invidentes, con pasamanos y carteles en Braille.
El itinerario también incluye un pequeño lago al centro del cual se alza un ciprés calvo originario de los pantanos de Florida. La leyenda de Lucca de Lucida Mansi está relacionada a este espejo de agua: la dama, para preservar su juventud, había hecho un pacto con el diablo y cuando cumplió el plazo acordado, este se presentó en su casa y se la llevó en un carro de fuego por toda la ciudad, arrastrándola a los abismos a través del pequeño lago del Jardín.