Doscientos metros cuadrados de exposición con un refinado mobiliario; tres salas subdivididas por períodos (Tres Siglos, Siglo XX, Oro de los Artistas) y una pequeña tienda; unos 200 objetos preciosos que cubren el espacio temporal de 400 años de joyería, platería y objetos de arte: todo esto es el Museo Torrini en Florencia. Además de una colección de relojes de bolsillo antiguos y una biblioteca que contiene documentos muy raros (incluida la edición original del 1568 del Tratado de Orfebrería de Benvenuto Cellini), fotos, dibujos, proyectos y encargos provenientes del mundo exterior.
El Museo Torrini es el exclusivo"lugar de un arte", con una fuerte identidad y pasión relacionada a la historia de la Dinastía del Orfebre Torrini, fundada en el 1369 y aún hoy, después de veinte generaciones, la más antigua del Mundo por la continuidad de la gestión familiar.
Esta mágica morada del arte orfebre se encuentra frente a la Cúpula de Brunelleschi, en la Plaza Duomo en Florencia, en el interior del Palacio Gondi de la segunda mitad del siglo XV, y ya ha recibido importantes premios durante décadas.
Entrar en las salas del Museo significa tocar con las manos la habilidad y la originalidad del "saber realizar su arte", procedente no sólo de la famosa dinastía de orfebres florentinos, sino también de las comparaciones con importantes testimonios"externos".
Entre los numerosos objetos preciosos que se conservan en el Museo Torrini, se distingue la Jarra aguamanil de estilo renacentista (siglos XVI-XVII), el objeto que mejor simboliza esta colección y que sobrevivió milagrosamente al bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial. Elegante en su línea, de plata repujada y cincelada, presenta una decoración exuberante y un estiloso medallón figurativo, gracias a una elaboración que también parece resentir los modelos de grabado alemán y nórdico.
Una importante contribución histórica también proviene del rarísimo grupo de Prendedores del siglo XVIII realizados con la paciente elaboración artesanal del antepasado Francesco Torrini. Representan delicados, ligeros, asimétricos ramos de flores de diamantes, atadas con cintas que, en su esplendor, mantienen un aire sobrio y austero, constante de la tradición florentina.
La colección dedicada a los Relojes de bolsilloes fascinante por su refinada manufactura, ya que simboliza en modo óptimo la evolución de la relojería, no sólo hacia la perfección técnica, sino también en la búsqueda de un nuevo gusto estético, y representa un meticuloso testimonio internacional del arte de la relojería desde el 1700 hasta el 1900.