El Santuario de Santa María de las Gracias en Castiglion Fiorentino se encuentra en una zona que originalmente se conocía como Rivaio, un topónimo que subraya la presencia de una pequeña vía fluvial(río) que probablemente atravesaba el sitio.
Allí había una pequeña majestad que contenía una imagen de la Virgen María con el Niño Jesús en brazos, la Madonna de las Gracias, que siempre ha sido objeto de especial devoción y lugar de peregrinación para la población.
En el 1625 se construyó un pequeño oratorio pero, pronto, fue necesario ampliarlo y se erigió un nuevo edificio entre los años 1642 y 1655; la imagen se trasladó a la nueva iglesia cuya arcada, originalmente, estaba atravesada por la carretera principal, la ruta principal que de Arezzo llegaba a Castiglion Fiorentino.
El aspecto actual de la iglesia se remonta al 1867. En el interior se conserva un precioso Crucifijo de madera del Siglo XVI atribuible a Romano Alberti, llamado Nero dal Borgo. Una curiosidad: el taparrabos que rodea las caderas de Cristo fue hecho de verdadera tela, y luego cubierto con yeso y pintado.