Sobre una colina en Val di Bisenzio, entre Usella y Carmignanello, en el Municipio de Cantagallo, surge el imponente Fuerte de Cerbaia, llamada así por la presencia de ciervos en el territorio.
Sus orígenes se remontan probablemente al siglo XII: la torre fue concedida por Federico Barbarossa a los Condes Alberti de Prato, que la convirtieron en el centro de un sistema defensivo para proteger la carretera que conducía a Lombardía.
Entre los siglos XII y XIII el fuerte fue utilizado por los Condes Rabbiosi como bastión durante la disputa por la dominación del territorio con la República de Prato. El resultado final de esta lucha fue la eliminación del sistema feudal en esta zona y el progresivo alejamiento de los Alberti sea de Prato que de Val di Bisenzio.
Sin embargo, el Fuerte no sólo fue un instrumento de guerra, sino también la residencia de la mujer noble Cunizza da Romano, de la que también habla Dante en la Divina Comedia, que pasó los últimos años de su vida aquí dictando los recuerdos de su existencia intrépida. Según narra una antigua leyenda, Dante Alighieri, que había huido de Florencia, llegó hasta el fuerte en una fría noche del 1285, en busca de refugio, pero le fue negado.
El complejo fortificado, construido por una mampuesta de arenisca local, conserva todavía vestigios de dos recintos amurallados: en el primero, el inferior, se encuentra un portal más allá del cual se pueden apreciar los restos de un oratorio medieval con ábsides; en el segundo, una cisterna con bóveda de cañón y salas de servicio. En el núcleo central se encuentran los restos del torreón.
El último Conde de Cerbaia fue Niccolò d'Aghinolfo a quien la República Florentina entregó 6200 florines de oro para adueñarse del Fuerte. En el siglo XV el Fuerte estaba casi desmantelado, pero en el 1512 el Podestà de Prato lo hizo armar de nuevo para defender la ciudad del ejército español. En el siglo XVII ha pasado a Novellucci, una noble familia de Prato, el Fuerte formó parte de la finca de Gricignana propiedad de esa familia, antes de ser adquirida por los Edlmann en el siglo XIX y actualmente es propiedad del Municipio de Cantagallo.