La Iglesia Ortodoxa Rusa en Florencia, construida entre los años 1899 y 1903 con el nombre de Iglesia de la Natividad de Cristo, es el primer edificio religioso ruso en Italia y se debe no sólo a unos pocos creyentes y al párroco de la época, sino también a la familia Demidoff -noble estirpe de mecenas y filántropos- y al Emperador Nicolás II.
Destaca entre las calles florentinas a pesar de estar oculta por una densa vegetación y una verja de hierro forjado, y se encuentra a unos 15 minutos de la estación de Santa Maria Novella.
La iglesia es un ejemplo único de colaboración entre artistas y artesanos rusos e italianos: las pinturas murales y los iconos que adornan el interior fueron pintados por artistas rusos, mientras que las obras murales, las tallas de los iconostasios, los mosaicos y las decoraciones de mayólica son obra de artesanos italianos. El templo, de dos pisos, incluye una iglesia superior y una cripta.
El interior de la iglesia superior, dedicada a la Natividad de Cristo, está decorado con un ciclo de pinturas murales de estilo Modernista, que se ha consagrado a principios del Siglo XX gracias a conocidos artistas rusos como Ivan Bilibin, Viktor Vasnecov y Mihail Nesterov.
En cambio, los preciosos iconos de la cripta provienen del famoso taller de Pešechonov.
El iconostasio de mármol blanco de Carrara y amarillo de Siena, con los iconos de los santos patronos de la familia imperial, es un regalo del zar-mártir Nicolás II.
El exterior se caracteriza por cinco cúpulas bulbosas que ofrecen un espectáculo único gracias a sus colores y su forma inconfundible.