La Iglesia San Michele, en la plaza homónima en el centro histórico de Lucca, está situada en la zona donde antaño se levantaba el antiguo Foro Romano, el corazón de la ciudad. Su presencia estaba documentada ya en 795, pero la construcción actual se debe al Papa Alejandro II en 1070.
Durante el periodo comunal, la iglesia tuvo una especial importancia política: hasta 1370 se reunía allí el máximo órgano legislativo de Lucca, el Consejo Mayor, presidido por el Podestá.
El edificio está fuertemente influenciado por el estilo románico pisano, con una alta fachada riquísima en esculturas y grabados. En la parte superior destaca la gran estatua del Arcángel Miguel en el acto de derrotar al dragón. Cuenta la leyenda que en los días especialmente luminosos se puede ver un destello procedente de ahí arriba: sería una esmeralda incrustada en la escultura y nunca encontrada.
El interior de la basílica consta de tres naves con crucero y ábside semicircular. La nave principal está sostenida por arcadas sobre columnas monolíticas, y todo el edificio está cubierto por bóvedas de cañón con lunetos. Aquí se conservan varias obras de arte importantes: destacan una terracota esmaltada de Luca della Robbia que representa a la Virgen con el Niño, y el retablo Magrini de Filippino Lippi de 1483 con los Cuatro Santos (San Roque, San Sebastián, San Jerónimo y Santa Elena). También es interesante un altorrelieve de la Virgen, esculpido por Raffaello di Montelupo.