La Iglesia San Pietro es una de las más antiguas de Pontremoli, punto de referencia para los peregrinos que se desplazaban por la Vía Francígena. El edificio actual, reconstruido después de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, conserva uno de los testimonios más interesantes de la Edad Media en Lunigiana: en la pared derecha se encuentra amurallada una losa de arenisca del siglo XII que representa un laberinto circular, muy similar a aquel que está esculpido en un pilar de la fachada de la Catedral San Martino de Lucca. El laberinto está coronado por dos personajes con caballos que quizás representan a un viajero y los peligros que le esperan.
La losa es sin duda una alegoría de las peregrinaciones, que en la cultura religiosa medieval eran una búsqueda de salvación y una necesidad de expiación. En un sentido más amplio, el laberinto representaba la vida del cristiano y su anhelo de perfección, que se realizaría a lo largo de un camino tortuoso.
En Lunigiana, a lo largo de la Vía Francígena, hay muchos testimonios de viajes trágicos que terminaron con la muerte de los peregrinos. A veces se tratava de personas famosas, que eran enterradas en iglesias cerca del lugar de su muerte. A su vez, estos santos y mártires atrajeron a otros peregrinos incluso provenientes de países muy distantes. Es el caso de San Terenzio, recordado por cuatro pinturas que se encuentran en la iglesia homónima en Fivizzano.