Abadía de Monte Oliveto Maggiore
En la tierra de Siena, entre cantos gregorianos y vinos creados por los monjes benedictinos
La Abadía de Monte Oliveto Maggiore es un espléndido complejo monástico, así como un tesoro del arte, situado en Asciano, en el corazón de las Crete Senesi.
La historia de la abadía comienza en el 1313, cuando el noble de Siena Giovanni de Tolomei, junto con Patrizio Patrizi y Ambrogio Piccolomini, decidió retirarse a la vida monástica en una remota finca de la familia Tolomei, treinta y seis kilómetros al sur de Siena, conocida con el nombre de Accona. Pasaron aquí años de vida ascética hasta el 1319, cuando fueron reconocidos como congregación por el obispo de Arezzo, Guido Tarlati Pietramala, para evitar que fueran confundidos con las distintas sectas heréticas que se encontraban en la península.
La nueva Congregación decidió pertenecer a la Orden Benedictina, siguiendo la regla comúnmente conocida como “ora et labora”. Aún hoy, una visita a la Abadía está caracterizada por el ritmo de la vida monástica, con horarios estrictos de apertura y cierre, anunciados con el inconfundible sonido de una campana.
La estructura de la abadía de Monte Oliveto Maggiore sigue el esquema clásico de las abadías benedictinas: una iglesia, un claustro principal y otros más pequeños, una sala capitular y un refectorio. En el caso de la abadía de Monte Oliveto Maggiore, se añadió una grande biblioteca.
La visita comienza con la Iglesia, construida a principios del siglo XV. Como muchos de los edificios religiosos de Siena de la misma época, tiene la apariencia de una pinacoteca, o más bien de un museo de arte sacro, donde además de espléndidas pinturas se pueden admirar estatuas y magníficas obras de taracea, como el atril del coro (con gato) de Fra Raffaele da Brescia (1520). De la iglesia se pasa al Gran Claustro, completamente pintado al fresco por Luca Signorelli y Antonio Bazzi, conocido como Sodoma. Desde aquí se sigue entrando en el refectorio y subiendo las escaleras que conducen a la sala capitular y a la grande biblioteca.
Durante la visita es aconsejable asistir a la Misa cantada, oficiada por los Monjes Olivetanos en canto Gregoriano. Para los amantes del vino informamos que la Abadía cuenta con una bodega donde los monjes venden el vino de su producción.
