La Basílica San Frediano, uno de los lugares de culto más antiguos en Lucca: se narra que fue fundada por el mismo San Frediano, obispo de la ciudad entre los años 560 y 588, se menciona por primera vez en un documento del año 685 como basílica Longobardorum.
Es famosa por el gran mosaico de la fachada, de finales del siglo XIII y es rarísimo en el estilo románico: en Toscana, la única otra fachada decorada de esta forma es la de San Miniato al Monte, en Florencia.
El mosaico muestra a Cristo Redentor subiendo al cielo en una acompañado por dos ángeles; entre los Apóstoles falta la figura de la Virgen, que quedó cortada por la ventana moderna. El estilo de la obra es bizantino y corresponde a la escuela de Lucca de los Berlinghieri.
El interior de la iglesia está dividido en tres naves por dos magníficas columnatas con arcos iguales. Entre las numerosas capillas, las más bellas son la de Sant'Agostino, con frescos del siglo XVI del pintor de Emilia, Amico Aspertini y la capilla de la familia Tenta, con el altar depiedra y las lápidas de Jacopo della Quercia. La pila bautismal del siglo XII también es magnífica, con relieves que representan Escenas de la Vida de Moisés, los Apóstoles y los Meses.