La Capilla Brancacci se encuentra en el interior de la Iglesia Santa Maria del Carmine, en Florencia, y debe su fama al gran ciclo de frescos realizados en distintos momentos sobre sus tres paredes por Masolino, Masaccio y Filippino Lippi.
La decoración fue encargada hacia 1425 por Felice Brancacci, embajador de los florentinos en Egipto, inicialmente solo a Masolino, a quien se unió más tarde el joven Masaccio, que luego dirigiría la obra de forma independiente durante un breve periodo de tiempo. Los frescos tal vez quedaron inacabados por el viaje a Roma de Masaccio (que murió allí en 1428), y fueron completados casi sesenta años más tarde, entre 1481 y 1985, por Filippino Lippi.
En las escenas al fresco, que representan momentos de la Vida de San Pedro y del Pecado Original, hay claras diferencias entre los tres autores: las delicadas y elegantes figuras de Masolino, todavía ligadas a la cultura tardogótica, contrastan con las vigorosas de Masaccio, creadas sólidamente mediante el uso de la perspectiva y cargadas de un severo realismo, que da como resultado uno de los pilares de la pintura florentina de principios del Renacimiento, y en este sentido aparecen emblemáticas la Expulsión del Paraíso y el Pago del Tributo, en la pared de la izquierda.
La intervención posterior de Filippino Lippi parece haberse adaptado con gran sensibilidad a la severidad de las escenas pintadas al fresco por Masaccio, especialmente en la pared de la derecha.
Informaciones sobre la accesibilidad: feelflorence.it