La Cartuja de Galluzzo está situada en la zona sur de Florencia, en lo alto de una colina, y en el pasado fue uno de los monasterios más poderosos de Europa, albergaba a cientos de religiosos y, antes del despojamiento de Napoleón, conservaba quinientas obras de arte.
La construcción del complejo se debe a Niccolò Acciaioli, un poderoso ciudadano florentino que quiso construirlo en 1341, no sólo como centro de la vida monástica sino también como escuela de educación para los jóvenes. En el exterior del convento se encuentra el Palazzo Acciaioli, un edificio almenado destinado a acoger a los jóvenes que se inician en la ciencia, y que antaño tenía una rica biblioteca.
Uno de los lugares más significativos del monasterio es la iglesia dedicada a San Lorenzo, con su arquitectura típicamente manierista, rica en frescos y pinturas, y con un suntuoso altar de mármol del siglo XVI y una cripta que conserva muchas tumbas antiguas, la mayoría de ellas de la familia Acciaioli. La iglesia conduce al gran claustro renacentista, decorado con un gran pozo y con terracotas de Andrea y Giovanni della Robbia (siglos XV-XVI), sobre el que se abren las celdas, algunas de las cuales se pueden visitar. Cada celda consta de una habitación para dormir y otra para rezar, ambas austeramente amuebladas y con vista a un jardín aislado. Desde este claustro se accede al llamado claustro de los Conversos, pequeño y formado por dos logias superpuestas, desde donde se accede al refectorio.
En el gran claustro se encontraban originalmente las cinco lunetas pintadas por Pontormo entre 1522 y 1525 con episodios de la Pasión de Cristo: desprendidas por su mal estado, ahora se pueden ver -junto con una gran colección de obras de arte de los siglos XIV al XVIII- en la galería del monasterio.
Informaciones sobre la accesibilidad: feelflorence.it