Un ejemplo típico del gótico italiano, la arquitectura de la Catedral de Florencia, dedicada a Santa Maria del Fiore, se debe al proyecto inicial de Arnolfo di Cambio, que intervino en el edificio precedente, ampliando considerablemente sus estructuras. Acabada en el 1367, la Catedral fue revestida con mármoles de colores siguiendo el ejemplo del Baptisterio más antiguo, a excepción de la fachada, que permaneció inconclusa y logró tener su aspecto actual solamente en el siglo XIX.
Faltaba construir la Cúpula de Santa Maria del Fiore, de la cual sólo se había realizado el tambor en el 1421: en el concurso entre los arquitectos resultaron los ganadores Lorenzo Ghiberti y Filippo Brunelleschi, pero es a este último a quien debemos el proyecto definitivo y la extraordinaria técnica con la cual se construyó la estructura, terminada en el 1436.
En el exterior destaca la puerta de la Almendra, llamada así debido a la grande aureola que rodea la figura de Assunta, realizada entre otros por Nanni di Banco.
En su parte interior, el Duomo presenta tres naves divididas por grandes pilares, de cuyas bases se desprenden los elementos arquitectónicos que culminan en las bóvedas ojivales.
Las dimensiones son enormes -153 metros de largo y 38 metros de ancho- y el interior sencillo y austero proporciona una fuerte impresión de vacío: no existen precedentes de dimensiones y estructura que se puedan mencionar como antecedentes de este proyecto.
El suelo de mármoles policromados fue diseñado por Baccio d'Agnolo y continuado, del 1526 al 1560, por su hijo Giuliano, Francesco da Sangallo y otros maestros. Durante la restauración llevada a cabo tras la inundación del 1966, se descubrió que algunos mármoles extraídos de la fachada inconclusa, demolida en aquellos años, se utilizaron para realizar el suelo, colocándolos invertidos.
Entre las obras conservadas en el interior, a la izquierda se encuentran dos frescos que representan los monumentos equinos de los mercenarios Giovanni Acuto y Niccolò da Tolentino, pintados respectivamente por Paolo Uccello (1436) y Andrea del Castagno (1456). Paolo Uccello también es el responsable del reloj con frescos de la fachada interior.
Sobre las puertas de la Sacristía se encuentran las Lunetas de Luca de la Robbia.
En cambio, ha sido retirada y conservada en el Museo de la Obra del Duomo la majestuosa Piedad de Michelangelo, junto con otras numerosas obras originales de la Catedral (como las estatuas que adornaban la primera fachada), del Campanario de Giotto y del Baptisterio de San Giovanni.
Las espléndidas ocho vidrieras fueron realizadas entre los años 1434 y 1445 por grandes maestros vidrieros, basándose en los diseños de algunos de los más importantes artistas del Renacimiento florentino: Donatello, Andrea del Castagno y Paolo Uccello.
El interior de la cúpula fue pintado al fresco entre los años 1572 y 1979 por Giorgio Vasari y Federico Zuccari con un gran Juicio Universal. La subida a la Cúpula también permite un encuentro cercano con esta obra maestra.
Las maravillas del cielo raso no deben hacer olvidar el otro tesoro de la Catedral. Bajo el pavimento se encuentra la Cripta de Santa Reparata en cuyo interior son visibles los restos de la antigua basílica, testimonio del primer cristianismo en Florencia y probablemente uno de los más grandes complejos paleocristianos de Toscana.
Informaciones sobre la accesibilidad: duomo.firenze.it