En la localidad de San Vincenzino, cerca de Cecina, en un sugestivo parque se encuentra un edificio romano construido según el modelo de la villa urbana, con espacios abiertos que dan a jardines y galerías.
La construcción de la villa comenzó en la segunda mitad del siglo I a.C., contaba con un complejo sistema de abastecimiento de agua formado por una serie de túneles que filtraban el agua y la recogían en un imponente depósito subterráneo, ahora abierto a los visitantes. Entre los Siglos II-III d.C. se construyeron un complejo termal y un triclinio (comedor) de verano adornado con un ninfeo, mientras que en el siglo sucesivo parte de las ricas estructuras residenciales fueron ocupadas por instalaciones para la producción de petróleo.
A partir del Siglo V, la Villa fue abandonada progresivamente, vaciándose de los mobiliarios que se encontraban en su interior. El lugar sería ocupado sucesivamente por una vasta necrópolis con sepulturas sencillas en fosas, algunas de ellas cubiertas con losas de piedra, hasta el Siglo X.
Las excavaciones realizadas en el yacimiento arqueológico, conocido desde el siglo XVIII, han permitido encontrar los restos de una gran villa romana de la época imperial y reconstruir las características del complejo que tuvo un largo periodo de vida y cuya historia aparece articulada en diferentes fases de construcción y posteriores cambios de uso.