La Parroquia de San Antonino de Socana es protagonista de una historia que comenzó hace 2600 años y que ha sido testigo del paso de tres civilizaciones: etrusca, romana y por último, cristiana.
Situada en el Municipio de Castel Focognano, la parroquia fue objeto de una campaña de restauración entre los años sesenta y setenta. En esta ocasión, se encontró un antiguo templo etrusco detrás de la iglesia, un hallazgo arqueológico de considerable importancia que data del Siglo V a.C. El edificio estaba dedicado a Tinia y Menerva (correspondientes a Júpiter y Minerva) y, no muy lejos, había un altar al que se accedía por una escalinata, cuyos restos son actualmente visibles. En el altar, de casi cinco metros de largo, se han descubierto huesos y dientes de animales que fueron sacrificados aquí. También se encontraron antefijas (elementos decorativos de los tejados) de terracota coloreada y con forma de cabeza de Minerva, fragmentos de cerámica y bloques de piedra con grabados: estos materiales se exponen en el Museo Arqueológico de Bibbiena y aquel de Arezzo.
Entre los Siglos VIII y IX d.C. se construyó una primera iglesia cristiana sobre las ruinas del antiguo templo: a lo largo de los años se sucedieron diversas reformas, hasta que en el Siglo XII adquirió su aspecto actual, de estilo románico y con una planta interior de tres naves marcada por pilares decorados.
Aunque sencilla y desnuda, la parroquia evoca un indudable encanto, con valiosos testimonios arqueológicos representativos de distintas épocas y cultos.