Los que visitan Pietrasanta no pueden dejar de contemplar con agrado la Plaza de la Catedral. Animada, llena de artistas inspirados y turistas relajados, es un lugar donde, sin demasiado esfuerzo, se puede respirar arte en cualquier dirección que se mire.
Aquí lo nuevo y lo clásico se funden en armonía, enriqueciéndose recíprocamente. Seguramente asombra con su grandiosa Catedral revestida de mármol blanco, la piedra que ha hecho la fortuna y la fama del lugar; pero con facilidad conviven, junto a esta imponente estructura, interesantes obras de arte contemporáneo. A menudo se realizan exposiciones de muestras modernas que se encuentran dispersas por toda la plaza.
Entre los monumentos históricos hay que mencionar la estatua del Gran Duque de Toscana Leopoldo II de los Lorena, que parece, con su atenta mirada, vigilar a los transeúntes. La figura es obra del escultor local Vincenzo Santini y fue creada en el siglo XIX con el fin de recuperar ciertas formas de tradición local.
Al borde de la plaza se encuentra la Fuente Marzocco, decorada con un bajorrelieve de mármol. Como la columna homónima cercana, recuerda el pasaje de la ciudad de Pietrasanta bajo el dominio florentino. Todo lo que tienes que hacer es levantar los ojos para ver el símbolo del león orgulloso que sostiene el escudo con el lirio.
En este viaje en la historia de la plaza, para recordarnos el paso del tiempo, se puede observar, por último, la torre de las horas, con vistas al Municipio.