La Reserva Natural Santísima Trinidad se encuentra en el Municipio Santa Fiora y se extiende por 37 hectáreas a lo largo de la Alta Valle del Fiora. El área se caracteriza por la presencia de un núcleo relicto de Abeto blanco, entidad endémica de los Apeninos. La altitud oscila entre los 600 y 720 metros e interesa el lado oeste de la Montaña Calvo.
En el extremo sur del país, el abeto blanco deja espacio a una mezcla de especies que incluye: tilo, haya, carpes, arce, castaño, roble, fresno, olmo y avellano.
La presencia del abeto blanco en altitudes relativamente bajas (entre 600 y 720 metros) está documentada desde la antigüedad; su grande dimensión, su posición columnada y esbelta y su naturaleza siempre verde son las peculiaridades de este árbol, que todavía se encuentra en espléndidas condiciones en la Reserva Natural.
Entre las especies de sotobosque encontramos el brusco y el agrifolio; en las zonas húmedas o ribereñas se encuentran: el equiseto, el bonetero, el naranjo sanguino y el sauce.
En la Reserva Natural y en los alrededores que conservan un buen nivel de naturalidad, es posible observar una diversa comunidad de aves , entre las que se encuentran numerosas aves rapaces como el atahorma, el gavilán, el gavilán europeo, el cernícalo y el halcón.
La riqueza e integridad de los ecosistemas del Área Protegida, permite la convivencia con aves rapaces forestales como de otras especies típicas de territorios abiertos.
Dentro de la Reserva Natural hay un pequeño lago donde se introdujo la trucha con fines de cría para la repoblación del río Fiora.
Dentro del área protegida se encuentra el Convento Francescano Santísima Trinidad, de considerable importancia histórica. Según una leyenda popular, el Convento Santísima Trinidad fue construido para recordar al Conde Guido Sforza del 1400 que mató a un dragón que aterrorizaba a los habitantes cortando su cabeza verticalmente en dos partes, una mitad fue enviada al Papa y la otra permaneció en el Convento.
La religiosidad de la gente de Selva tiene el mismo origen, habiéndose desarrollado alrededor del Convento, un santuario bien conocido también en Maremma. Aquí la gente venía en peregrinación a pie y los nobles desde la Edad Media daban legados para asegurar la salvación del alma. Cerca del Convento, siempre dentro de la Reserva Natural, hay una fuente llamada Fuente del Papa.