Las salinas de Volterra se explotan desde la época de los antiguos etruscos y siempre han sido un recurso muy importante para el territorio. Desde aquí las antiguas caravanas de burros, cargados de sacos de sal, partían para llegar, a través de las Vías de la Sal, los almacenes diseminados por las tierras más lejanas.
En el Siglo XVIII, el Gran Duque Leopoldo aumentó la producción construyendo nuevos establecimientos, decretando así el nacimiento de un pueblo llamado Saline di Volterra. Luego, la salina pasó bajo el control del Estado y se privatizó en la década de 1990. En la actualidad, produce unas 150.000 toneladas/año de sal con una pureza mínima del 99,9%, por lo que también se la denomina la sal más pura de Italia.
Para extraer la sal, se procede mediante el bombeo de agua en el subsuelo y la sucesiva extracción de la salmuera que se ha formado: a esto le siguen procesos de refinado, evaporación y centrifugado. A diferencia de lo que ocurre en algunas cuencas (por ejemplo, en el sur de Alemania), de extracción de sal cristalizada, donde es posible proceder mediante excavados de bloques de sal, en Valdicecina esto no es posible porque los depósitos están compuestos por compuertas, de entre 1 y 30 metros de espesor, incrustadas en arcilla.
La visita a la planta incluye una visita en la exposición que recorre la historia de la Salina, desde el Monopolio de Estado hasta las historias y testimonios de los hombres y mujeres que han trabajado aquí.
Para visitar la Salina Locatelli, es obligatorio reservar.