La plácida campiña del sureste de Toscana, Valdichiana Senese, muestra espléndidos paisajes esparcidos de colinas y pueblos conocidos por muchos. Pero también conserva vestigios de un pasado glorioso que hunde sus raíces en la antigüedad, aquella de los Etruscos.
A pocos kilómetros de la ciudad con Bandera Naranja de Chiusi, una de las ciudades-estado etruscas más antiguas e importantes, se encuentra la Necrópolis de Poggio Renzo, que acoge un testimonio de gran valor arqueológico, la Tumba del Mono, cuyos orígenes se remontan probablemente a 480-470 a.C.
Alexander François fue el arqueólogo que la descubrió mientras excavaba en 1846; la catacumba es una cámara hipogea con una entrada de dromos, un pasadizo que conduce al interior del edificio cuyas paredes tienden a aumentar de altura a medida que se desciende a la tumba (nótese que la escalera no es la original). La estructura tiene forma de cruz y consta de tres cámaras funerarias diferentes que se asoman a un vestíbulo.
Como no hay inscripciones, la Tumba de los Monos no puede atribuirse a ninguna de las familias que la encargaron, pero podemos suponer con seguridad que estaba destinada a una mujer por una efigie femenina apenas visible. Su nombre hace referencia al mono representado en una escena de lucha, acompañado de otros frescos que representan a jugadores, bailarines y atletas concentrados en sus actuaciones, en deferencia a la difunta.
En el complejo de la necrópolis también hay otros vestigios funerarios de época etrusca, como la Tumba de la Peregrina, la Tumba del León y de la Colina. Para visitarlas, dirígete al Museo Nacional Etrusco de Chiusi.
La Necrópolis de Poggio Renzo está temporalmente cerrada.