La pequeña aldea de Cana, en el municipio de Roccalbegna, es un entramado de calles estrechas que rodean la plaza principal y se asoman al paisaje circundante. El pueblo está situado en las laderas de la Montaña Amiata, en una posición elevada que goza de una espléndida vista de los bosques y los olivares, parcialmente posicionado también hacia el valle del río Albegna.
Los orígenes de Cana se remontan a la Edad Media. Durante mucho tiempo, el pueblo formó parte -como todo el territorio- de las posesiones de la familia Aldobrandeschi, antes de pasar bajo el control de la República de Siena y luego de la familia Medici. Quedan algunos vestigios de siglos pasados, como partes de las antiguas murallas que demarcaban el castillo original.
Paseando por las silenciosas callejuelas, uno se encuentra con la Iglesia San Martino y la Iglesia Madonna del Conforto; la pequeña plaza alrededor de la cual se desarrolla el pueblo conserva una cisterna de los Medici del Siglo XVII: este sistema de abastecimiento de recursos hídricos permitía recoger el agua de lluvia canalizándola a través de un ingenioso sistema de tuberías conectadas al cuerpo central de la cisterna.
En los alrededores de Cana reina el verde exuberante de los bosques de Amiata, atravesados por caminos aptos para las excursiones donde puedes admirar lugares llenos de encanto. Uno de ellos es la antigua granja fortificada de Castagnolo (en la localidad homónima), donde se encuentra el misterioso "Buca di Pietro Pinca" (Agujero de Pietro Pinca): la leyenda dice que era una trampa maligna colocada por el señor de la granja, aunque es más probable que se trataba de una sección del granero.
Cana se llena de vida cada año gracias al Festival Medieval y a la Feria de la Biondina (término local para referirse a las castañas asadas), donde los sabores otoñales de las montañas se convierten en los protagonistas indiscutibles de las fiestas.