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Panorama de Colle Val d'Elsa
Photo © Mirella
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Colle Val d’Elsa

Tesoros de arte y arquitectura en la ciudad del cristal

Colle Val d'Elsa, localmente llamada la ciudad de Colle, se encuentra en su parte más antigua en una colina a pocos kilómetros de San Gimignano y Monteriggioni. Está atravesada por la antigua Vía Francígena, ha sido frecuentada por peregrinos y viajeros, que se detuvieron a descansar al pie de sus características casas-torres.

De hecho, en todo el pueblo destacan estos edificios que alguna vez fueron habitados y actualmente contribuyen a crear una particularidad única del lugar. Una de estas torres se distingue por ser la casa del artista Arnolfo di Cambio, escultor y arquitecto, alumno del famoso Nicola Pisano.

Qué ver en Colle Val d'Elsa

Colle Val d'Elsa es la capital del cristal desde hace siglos, hasta el punto de que se la ha apodado la Bohemia de Italia. Copas, platos y vasos se moldean mediante una combinación de artesanía y técnica que aún hoy puede observarse y que es la razón principal del porqué la ciudad produce casi todo este tipo especial de vidrio en Italia. Para conocer los trucos y contemplar el arte del soplado se puede visitar el Museo del Cristal o aprovechar la oportunidad de asistir a demostraciones que tienen lugar en talleres artesanos o en eventos del centro histórico.

La parte más antigua de Colle, conocida como Colle Alta, es también la que ofrece a los visitantes ambientes repletos de historia y vistas increíbles. Paseando por las calles medievales es fácil encontrarse, por ejemplo, con valiosas colecciones como la del Museo Cívico y de Arte Sacra o la del Museo Ranuccio Bianchi Bandinelli, donde la arqueología es la que tiene la palabra. En el complejo monumental del monasterio femenino del mismo nombre se encuentra el Museo de San Pietro, fundado en el siglo XVII por Pietro Usimbardi según un proyecto de Giorgio Vasari il Giovane, y que se divide en cinco secciones que recorren la historia de la ciudad.
Para quienes deseen prolongar la mirada, basta con llegar al Baluardo, una fortificación desde la que se divisa una hermosa panorámica de todo el valle.

En una pequeña colina sita frente al castillo se alzan la iglesia y el convento de San Francisco, construidos en el siglo XIII en el lugar donde los primeros seguidores del santo de Asís se reunían para rezar en comunidad.

En Colle, historia y modernidad se funden en la variante de recorrido de la Etapa 32 de la Vía Francígena, donde el arte contemporáneo dialoga con el pasado.
El recorrido comienza cerca de la Porta Nuova con la obra en madera de Tadashi Kawamata –símbolo del paso del tiempo– y continúa hasta el Bastione de Sapia, donde la columna de mármol de Ilya Kabakov, La Voce che si Indebolisce (La voz que se debilita) domina el panorama.
A continuación, el recorrido conduce al sistema de ascensor urbano Il Baluardo, diseñado por Jean Nouvel, que alberga Red Girl, de Kiki Smith.
Cerca del Museo del Cristallo, la Facciata della Corale Bellini (Fachada de la coral Bellini) de Alberto Garutti nos lleva a un breve desvío hacia Piazza Arnolfo –reurbanizada gracias a las obras encargadas a Jean Nouvel–, donde se encuentran el Spazio Michelucci, el Scalo Merci Don Gnocchi y la Persiana di Cristallo de Alessandra Tesi.
Volviendo al recorrido principal, se llega al Teatro del Popolo, donde la Colonna di Luce (Columna de luz) de Marco Magni ilumina el vestíbulo con reflejos que realzan el arte del vidrio.

Colle Val d'Elsa es la capital del cristal desde hace siglos, hasta el punto de que se la ha apodado la Bohemia de Italia. Copas, platos y vasos se moldean mediante una combinación de artesanía y técnica que aún hoy puede observarse y que es la razón principal del porqué la ciudad produce casi todo este tipo especial de vidrio en Italia. Para conocer los trucos y contemplar el arte del soplado se puede visitar el Museo del Cristal o aprovechar la oportunidad de asistir a demostraciones que tienen lugar en talleres artesanos o en eventos del centro histórico.

La parte más antigua de Colle, conocida como Colle Alta, es también la que ofrece a los visitantes ambientes repletos de historia y vistas increíbles. Paseando por las calles medievales es fácil encontrarse, por ejemplo, con valiosas colecciones como la del Museo Cívico y de Arte Sacra o la del Museo Ranuccio Bianchi Bandinelli, donde la arqueología es la que tiene la palabra. En el complejo monumental del monasterio femenino del mismo nombre se encuentra el Museo de San Pietro, fundado en el siglo XVII por Pietro Usimbardi según un proyecto de Giorgio Vasari il Giovane, y que se divide en cinco secciones que recorren la historia de la ciudad.
Para quienes deseen prolongar la mirada, basta con llegar al Baluardo, una fortificación desde la que se divisa una hermosa panorámica de todo el valle.

En una pequeña colina sita frente al castillo se alzan la iglesia y el convento de San Francisco, construidos en el siglo XIII en el lugar donde los primeros seguidores del santo de Asís se reunían para rezar en comunidad.

En Colle, historia y modernidad se funden en la variante de recorrido de la Etapa 32 de la Vía Francígena, donde el arte contemporáneo dialoga con el pasado.
El recorrido comienza cerca de la Porta Nuova con la obra en madera de Tadashi Kawamata –símbolo del paso del tiempo– y continúa hasta el Bastione de Sapia, donde la columna de mármol de Ilya Kabakov, La Voce che si Indebolisce (La voz que se debilita) domina el panorama.
A continuación, el recorrido conduce al sistema de ascensor urbano Il Baluardo, diseñado por Jean Nouvel, que alberga Red Girl, de Kiki Smith.
Cerca del Museo del Cristallo, la Facciata della Corale Bellini (Fachada de la coral Bellini) de Alberto Garutti nos lleva a un breve desvío hacia Piazza Arnolfo –reurbanizada gracias a las obras encargadas a Jean Nouvel–, donde se encuentran el Spazio Michelucci, el Scalo Merci Don Gnocchi y la Persiana di Cristallo de Alessandra Tesi.
Volviendo al recorrido principal, se llega al Teatro del Popolo, donde la Colonna di Luce (Columna de luz) de Marco Magni ilumina el vestíbulo con reflejos que realzan el arte del vidrio.

En los alredores

Al otro lado del pueblo se encuentra el itinerario Sentierielsa: un recorrido de 4 km que discurre a lo largo del río Elsa, famoso por su característico color turquesa. El camino, que parte desde San Marziale y llega hasta la localidad Ponte di Spugna, se intercala con puentes sobre el agua, pasarelas, escaleras, pasadizos equipados y áreas de descanso. Entre los puntos característicos del recorrido está el Diborrato, una cascada de unos 15 metros que desemboca en un lago azul profundo.
Gracias a los manantiales que alimentan al Elsa, el curso de agua no varía mucho durante el año, lo que lo convierte en un lugar ideal para los deportes fluviales como el canotaje.

Si en cambio prefieres caminar, continuando por la Etapa 32 de la Vía Francígena puedes llegar hasta San Gimignano o, en la otra dirección, al pueblo de Monteriggioni. Los amantes de las dos ruedas pueden descubrir el encanto de las suaves colinas toscanas siguiendo los numerosas caminos que unen la ciudad del cristal con los pueblos de Val d'Elsa.

Al otro lado del pueblo se encuentra el itinerario Sentierielsa: un recorrido de 4 km que discurre a lo largo del río Elsa, famoso por su característico color turquesa. El camino, que parte desde San Marziale y llega hasta la localidad Ponte di Spugna, se intercala con puentes sobre el agua, pasarelas, escaleras, pasadizos equipados y áreas de descanso. Entre los puntos característicos del recorrido está el Diborrato, una cascada de unos 15 metros que desemboca en un lago azul profundo.
Gracias a los manantiales que alimentan al Elsa, el curso de agua no varía mucho durante el año, lo que lo convierte en un lugar ideal para los deportes fluviales como el canotaje.

Si en cambio prefieres caminar, continuando por la Etapa 32 de la Vía Francígena puedes llegar hasta San Gimignano o, en la otra dirección, al pueblo de Monteriggioni. Los amantes de las dos ruedas pueden descubrir el encanto de las suaves colinas toscanas siguiendo los numerosas caminos que unen la ciudad del cristal con los pueblos de Val d'Elsa.

Eventos

El primero de julio en Colle se celebra San Marziale, el santo patrono, con música, tenderetes, puestos de comida y fuegos artificiales tradicionales. Todos los fines de semana de junio en la Plaza Santa Catalina tiene lugar la Feria de la Miseria, un festival gastronómico para redescubrir los sabores simples y humildes de la cocina toscana de antaño. En la mesa hay platos como la ribollita, fiambres, callos, alubias con salsa de tomates y postres caseros.

Cada cuarto sábado del mes en la Plaza Arnolfo di Cambio tiene lugar el Mercatale: el mercado de los productores que ofrece, además de los productos alimenticios de la cadena corta local, también puestos con objetos de artesanías.

El primero de julio en Colle se celebra San Marziale, el santo patrono, con música, tenderetes, puestos de comida y fuegos artificiales tradicionales. Todos los fines de semana de junio en la Plaza Santa Catalina tiene lugar la Feria de la Miseria, un festival gastronómico para redescubrir los sabores simples y humildes de la cocina toscana de antaño. En la mesa hay platos como la ribollita, fiambres, callos, alubias con salsa de tomates y postres caseros.

Cada cuarto sábado del mes en la Plaza Arnolfo di Cambio tiene lugar el Mercatale: el mercado de los productores que ofrece, además de los productos alimenticios de la cadena corta local, también puestos con objetos de artesanías.

Platos y productos típicos

El territorio de Colle de Val d'Elsa produce excelentes quesos a base de leche de oveja: desde el Pecorino Toscano DOP hasta el pecorino hecho madurar en hojas de nuez o con trufas.

La zona también es conocida por la producción de la carne de la raza Cinta Senese DOP y de fiambres como Finocchiona IGP, Prosciutto Toscano DOP, rigatino (tocino) y soprassata. El más conocido de los vinos locales es el Chianti Colli Senesi, un vino joven que combina perfectamente con los fiambres, sopas de pan, carnes de cerdo a la parrilla y asadas, así como con los quesos poco maduros.

El territorio de Colle de Val d'Elsa produce excelentes quesos a base de leche de oveja: desde el Pecorino Toscano DOP hasta el pecorino hecho madurar en hojas de nuez o con trufas.

La zona también es conocida por la producción de la carne de la raza Cinta Senese DOP y de fiambres como Finocchiona IGP, Prosciutto Toscano DOP, rigatino (tocino) y soprassata. El más conocido de los vinos locales es el Chianti Colli Senesi, un vino joven que combina perfectamente con los fiambres, sopas de pan, carnes de cerdo a la parrilla y asadas, así como con los quesos poco maduros.

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