Desde lejos la Isla de Montecristo, situada en el Mar Tirreno, tiene la forma de una montaña oscura, un espectáculo icónico que una vez entrado en el campo visual no tardará, como sucede siempre, en fascinar a quienes lo ven.
En la antigüedad se le conocía como Oglasa pero durante la Edad Media comenzó a ser conocido como Monte Christi, quizás por su antigua vocación monástica en la isla. De hecho, desde el Siglo V el Monasterio de San Mamiliano todavía estaba abierto.
Geológicamente Montecristo es una gran "roca" de granito, atravesada por una cordillera que tiene tres picos principales: el Monte Fortaleza (645 metros de altura), la Cima del Colle Fondo (621 mt.) y la Coma de Lecci (563 mt.).
La isla también es conocida mundialmente por la novela "El Conde de Montecristo" de Alexandre Dumas y por las películas sucesivas que se inspiraron en ella. La historia, ambientada en el Siglo XIX, habla de un tesoro escondido en la isla.