La leyenda narra que Saturno, enfadado con los hombres constantemente en guerra entre sí, tomó un rayo y lo arrojó a la tierra. Así creó, desde el cráter de un volcán, un vórtice de agua sulfurosa y tibia. De ese vientre acogedor nacieron hombres más sabios y felices.
El teatro de la leyenda es el corazón de Maremma Toscana, Saturnia, donde el agua brota a una velocidad de 800 litros por segundo y a una temperatura de 37°, atrayendo a viajeros de todo el mundo por sus vapores sulfurosos.
Saturnia - el pueblo italiano más antiguo- tiene una larga serie de vicisitudes históricas. La zona estuvo habitada desde la época de los Etruscos, que la llamaron Aurinia, pero fueron sucesivamente los Romanos quienes lo rebautizaron Saturnia.
Durante el Medioevo la ciudad sufrió numerosos ataques por parte de Orvieto y Siena, y a pesar de que los señores feudales del lugar habían construido fortalezas defensivas, esta parte de Maremma fue conquistada sin continuar las obras de recuperación iniciadas por los Etruscos y Romanos.
Sólo en el 1828 el Duque Leopoldo II inició nuevas obras de drenaje y Saturno volvió a poblarse hasta que alcanzó su actual grado de realización.