El pequeño y fascinante pueblo Sovana, en el Municipio de Sorano, tiene sus raíces en el siglo VII a.C. cuando los primeros habitantes, en su mayoría agricultores y pastores, se asentaron en las colinas al borde de lo que hoy es el río Fiora. Han sido ellos quienes construyeron las bases de la antigua "Suana" sobre un espolón de toba protegido por los torentes Folonia y Calesine.
Su importancia en el siglo VI se evidencia en su relación con Vulci y en la época romana se convirtió en Municipio, adquiriendo derechos y conservando su autonomía. A lo largo de los años, su centro se desarrolló cerca de la necrópolis Etrusca preexistente, bajo el control de la poderosa familia de los Aldobrandeschi.
En la Edad Media fue el lugar de nacimiento de Ildebrando di Soana, que más tarde se convirtió en el Papa Gregorio VII. Importantes familias como los Orsini, los Medici y los Lorena se han alternado en su territorio, desgraciadamente casi completamente abandonado debido a una epidemia de peste.
Durante el siglo XX, gracias a su asombroso patrimonio arqueológico, ha encontrado una nueva vida, acogiendo a muchos turistas y entrando en la prestigiosa lista de los pueblos más bellos de Italia.