Sus paisajes son indefinibles, gracias a los mágicos balze (barrancos), un fenómeno que no deja indiferente. Se trata de rocas erosionadas que crean una atmósfera que parece pertenecer a lugares lejanos, pero que caracteriza de manera única a este territorio. Los colores cálidos de esta cascada de tierra, enmarcados por los innumerables tonos de verde de la vegetación, crean un escenario que fascina hoy como en el pasado, tanto que incluso Leonardo da Vinci pintó sus formas en los fondos de algunos de sus más famosos cuadros.
Para completar Terranuova, en el territorio de Valdarno Aretino están también sus aldeas en las colinas como Penna Alta, con rasgos medievales, el pueblo de Montemarciano, antiguo lugar de descanso de los peregrinos, y Persignano, desde el que, dondequiera que mires, te descubres envuelto en el amarillo tranquilizador de los barrancos.
Subiendo por el curso del Arno, entre los puentes de Acqua Borra, Romito y el románico Ponte a Buriano, se entra en el reino del agua y de los torrentes boscosos, que hoy constituyen las reservas naturales del Valle del Infierno y Bandella y de Ponte a Buriano y Penna.