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Parroquia de Trequanda
Photo © Comune di Trequanda
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Trequanda

Un pueblo rico en historia en Valdichiana de Siena

Trequanda es un pueblo encaramado en una de las fascinantes colinas de Valdichiana de Siena. Antiguamente estaba protegido por murallas macizas, hoy en día lo rodean las atmósferas auténticas que esta parte de Toscana nos ofrece. Los primeros habitantes de estas colinas fueron los Etruscos, de los cuales quedan rastros de sus antiguos asentamientos, no sólo en los hallazgos arqueológicos, sino también en los nombres de los lugares: de origen etrusco son Cennano, Petroio y Sicille.

La etimología de Trequanda no es muy segura. Hay quienes piensan que el nombre de la aldea se refiere al mítico héroe Etrusco Tarkonte; y quienes aluden a las tres puertas de las murallas del pueblo, de ahí el término "tre-guarda" y por asonancia Trequanda.

Por la excelencia de su oferta turística y su hospitalidad de calidad, el pueblo ha sido galardonado con la Bandera Naranja del Touring Club.

Qué puedes ver en Trequanda

Para conocer el centro histórico, se puede acceder por una de las dos puertas del recinto amurallado que se han conservado: la Porta al Sole, que domina las interminables campañas, y la Porta al Leccio, que se abre hacia los bosques de Leccio (encinas). En el pueblo se encuentra el majestuoso Castillo de los Cacciaconti, con su alta torre de piedra blanca y sus muros almenados.

En la fortificación hay un mágico jardín italiano y un aireado patio.
En el centro histórico, en la Plaza Garibaldi, se encuentra la Iglesia románica de los Santos Pietro y Andrea, con su particular fachada, en cuyo interior se encuentra una urna historiada del Siglo XVI de la escuela de Siena, utilizada para conservar los restos de Beata Bonizzella Cacciaconti.

No lejos del centro hay también un edificio único, llamado Torre del Molino, un palomar de finales del siglo XVIII en cuyo interior se pueden ver unos quinientos nidos de terracota dispuestos como en un tablero de ajedrez y que estaban destinados a albergar palomas.

Para conocer el centro histórico, se puede acceder por una de las dos puertas del recinto amurallado que se han conservado: la Porta al Sole, que domina las interminables campañas, y la Porta al Leccio, que se abre hacia los bosques de Leccio (encinas). En el pueblo se encuentra el majestuoso Castillo de los Cacciaconti, con su alta torre de piedra blanca y sus muros almenados.

En la fortificación hay un mágico jardín italiano y un aireado patio.
En el centro histórico, en la Plaza Garibaldi, se encuentra la Iglesia románica de los Santos Pietro y Andrea, con su particular fachada, en cuyo interior se encuentra una urna historiada del Siglo XVI de la escuela de Siena, utilizada para conservar los restos de Beata Bonizzella Cacciaconti.

No lejos del centro hay también un edificio único, llamado Torre del Molino, un palomar de finales del siglo XVIII en cuyo interior se pueden ver unos quinientos nidos de terracota dispuestos como en un tablero de ajedrez y que estaban destinados a albergar palomas.

En los alrededores de Trequanda

Pero Trequanda ¡no termina aquí! Le hace compañia en forma impecable otros dos pequeños pueblos, sus bonitas aldeas: Castelmuzio y Petroio, que se mantienen alejadas solamente por fructíferos olivares.

Castelmuzio de origen etrusco, se puede decir que tiene una sola calle, alrededor de la cual se agrupan sus casas de piedra, que al atardecer reflejan un hermoso color miel. Se encuentra también la Cofradía de la Santísima Trinidad y San Bernardino, donde había una parada para los peregrinos que viajaban por la Vía Francígena. Hoy en día en la iglesia hay un Museo de Arte Sacro, con obras de Giovanni di Paolo y Giuliano Traballesi, así como el relicario con fragmentos de la túnica de San Bernardino.

Luego llegamos al pueblo de Petroio, donde la aspereza de las fachadas de ladrillo recuerda a la tierra de la árida Crete Senesi. Aquí se encuentra la antigua Iglesia San Giorgio, en posición panorámica, y el Museo de la Terracota. En el pasado la elaboración de este material daba trabajo a todo el pueblo, hoy se pueden conocer las técnicas y la historia, en una visión amplia que también nos enseña la artesanía tradicional de todo el territorio. El museo alberga a La Pequeña Toscana de Rodolfo, un maestro alfarero de Petroio que quiso representar en terracota muchos pueblos de esta zona, entre ellos Montepulciano, Pienza, Sinalunga, San Gimignano y, por supuesto, Petroio.

Pero Trequanda ¡no termina aquí! Le hace compañia en forma impecable otros dos pequeños pueblos, sus bonitas aldeas: Castelmuzio y Petroio, que se mantienen alejadas solamente por fructíferos olivares.

Castelmuzio de origen etrusco, se puede decir que tiene una sola calle, alrededor de la cual se agrupan sus casas de piedra, que al atardecer reflejan un hermoso color miel. Se encuentra también la Cofradía de la Santísima Trinidad y San Bernardino, donde había una parada para los peregrinos que viajaban por la Vía Francígena. Hoy en día en la iglesia hay un Museo de Arte Sacro, con obras de Giovanni di Paolo y Giuliano Traballesi, así como el relicario con fragmentos de la túnica de San Bernardino.

Luego llegamos al pueblo de Petroio, donde la aspereza de las fachadas de ladrillo recuerda a la tierra de la árida Crete Senesi. Aquí se encuentra la antigua Iglesia San Giorgio, en posición panorámica, y el Museo de la Terracota. En el pasado la elaboración de este material daba trabajo a todo el pueblo, hoy se pueden conocer las técnicas y la historia, en una visión amplia que también nos enseña la artesanía tradicional de todo el territorio. El museo alberga a La Pequeña Toscana de Rodolfo, un maestro alfarero de Petroio que quiso representar en terracota muchos pueblos de esta zona, entre ellos Montepulciano, Pienza, Sinalunga, San Gimignano y, por supuesto, Petroio.

Eventos

En mayo en Trequanda hay celebraciones en honor de la Beata Bonizzella Cacciaconti. Se le atribuyen numerosos prodigios tanto en vida como después de su muerte. Su cuerpo fue encontrado el 6 de mayo de 1500, perfectamente conservado 200 años después de su muerte. Las celebraciones incluyen la apertura de la urna, peregrinaciones, fuegos artificiales, conciertos y actuaciones.

En mayo en Trequanda hay celebraciones en honor de la Beata Bonizzella Cacciaconti. Se le atribuyen numerosos prodigios tanto en vida como después de su muerte. Su cuerpo fue encontrado el 6 de mayo de 1500, perfectamente conservado 200 años después de su muerte. Las celebraciones incluyen la apertura de la urna, peregrinaciones, fuegos artificiales, conciertos y actuaciones.

Platos y productos típicos

El Aceite de Oliva Virgen Extra - desde la época de los Etruscos - representa el elemento de excelencia de la gastronomía local. El suelo, la altitud y el duro clima invernal proporcionan el hábitat ideal para las plantas de olivo, que aquí se cultivan en abundancia. De hecho, todo el territorio es parte de la red de Ciudades del Aceite.

El Aceite de Oliva Virgen Extra - desde la época de los Etruscos - representa el elemento de excelencia de la gastronomía local. El suelo, la altitud y el duro clima invernal proporcionan el hábitat ideal para las plantas de olivo, que aquí se cultivan en abundancia. De hecho, todo el territorio es parte de la red de Ciudades del Aceite.

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Rapsodia en azul en Toscana Etrusca.
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