Una permanencia en la tranquilidad del paisaje montañoso de Tresana es un refugio seguro contra el estrés cotidiano. Inmerso en la verde Lunigiana, en la orilla derecha del río Magra, Tresana llama la atención por su pequeño tamaño y su imagen sugestiva de pueblo encaramado a una colina. Desarrollada en torno a una fortificación de origen bizantino, fue concedida por el Emperador Federico Barbarroja a los Malaspina, una familia de antiguo linaje noble que durante siglos gobernó el territorio de Lunigiana con un sistema de castillos y torres de vigilancia.