El Carnaval, la fiesta más irreverente y divertida del año, viene a romper la fría monotonía del invierno y anima Toscana con muchísimos eventos para grandes y pequeños.
Te proponemos cinco ideas de viaje para vivir este periodo con una sonrisa y con ironía.
Clásico, eterno, irreverente. El Carnaval de Viareggio, creado en 1873, es uno de los más queridos y conocidos de Italia y su fascinación parece aumentar con el paso del tiempo, no sólo por las gigantescas carrozas de cartón piedra que son verdaderas obras de arte, no sólo por la irreverente sátira que se burla de los políticos y los poderosos en cada edición, no sólo por las fiestas de máscaras que animan todos los locales de la ciudad durante más de un mes.
El Carnaval de Viareggio es toda una institución, amado con locura por sus ciudadanos, y todos pueden respirar la atmósfera de gran alegría del aire marino, dejando de lado todos los problemas, aunque sólo sea por un día.
Los amantes de la tradición no pueden dejar de ir a Foiano della Chiana, un pueblo histórico de Valdichiana Aretina que puede presumir de tener el Carnaval más antiguo de Italia. Durante cinco domingos consecutivos, las carrozas de los cuatro distritos - Azzurri, Bombolo, Nottambuli y Rus - desfilan por las calles acompañadas de mascaradas, música y bailes. Abre la procesión el Rey Giocondo, una marioneta que el último día del festival se quema en la plaza principal en una espectacular ceremonia: es el símbolo en la cultura campesina del invierno que está por terminar y la primavera que llegará.
No lejos de Arezzo, el pintoresco pueblo medieval de Castiglion Fibocchi es el escenario del Carnaval de los Hijos de Bocco, una fiesta de sabor veneciano animada por doscientos participantes vestidos con fantásticos disfraces y el rostro oculto por preciosas máscaras de cartón piedra. El espectáculo de los personajes caminando por las callejuelas del pueblo se ve realzado por artistas callejeros, representaciones teatrales y puestos de comidas.
Desde el 5 de febrero de 1910, fecha en que se organizó un baile de carnaval en el salón de un hotel, el carnaval ha animado los inviernos de Follonica, cobrando especial importancia y vigor sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, con la creación primero del Carnevale Maremmano y después del Carnevale Follonichese (término adquirido en 1979). El Carnaval en la ciudad costera es un desafío entre carrozas de barrios y, sobre todo, un acontecimiento caracterizado por la sátira e ironía, música y poesía, arte y color. Al final del desfile del tercer domingo, se quema el Rey Carnaval, una enorme máscara de cartón piedra, cierra el evento.
En 1928, algunos vecinos de Santa Croce sull'Arno decidieron disfrazarse para alegrar los grises días de invierno, y bajaron a la plaza carrozas alegóricas tiradas por yuntas de bueyes: habían creado el Carnaval de Santa Croce, no un desfile tradicional de máscaras y carrozas, sino un verdadero espectáculo de música y colores, que vio desfilar por las calles y plazas del centro histórico cientos de máscaras hechas a mano, a menudo enteramente de cuero, el material simbólico de Santa Croce. A lo largo de los años, la atención al detalle de los disfraces le ha valido el apelativo de "carnaval de autor".