Montieri es un pequeño pueblo de Maremma del Norte que encierra historia, bellezas naturales y tradición.
Situado en el corazón de las Colinas Metalíferas, el pueblo conserva su típico aspecto medieval gracias a sus estrechas callejuelas empedradas y sus edificios de piedra.
La importancia histórica del pueblo se refleja en la arquitectura de los edificios históricos, la majestuosidad de la fortaleza y la belleza de los lugares de culto, entre los c uales destacan los restos de una iglesia única.
También conocido como Palacio de los Marqueses, es un majestuoso edificio caracterizado por una imponente logia: alberga las Fonti di Sopra, que datan de 1233 y se alimentan de las aguas del Poggio di Montieri , una cima que supera los 1.000 metros.
Una placa en la fachada atestigua la construcción de las fuentes, mientras que el escudo de mármol del león rampante, representa la conquista del pueblo por Siena.
Construido sobre las fuentes en 1621, cuando Vincenzo Salviati obtuvo el marquesado de manos de Cosimo II, el palacio fue restaurado en estilo neorrenacentista a principios del Siglo XX, sustituyéndose las piedras originales por ladrillos. La intervención coincidió con la construcción del adyacente Palacio Municipal, diseñado por Lorenzo Porciatti.
Construido en el Siglo X sobre un acantilado que domina el arroyo Pavone, es una antigua fortaleza que perteneció originalmente a los obispos de Volterra; el castillo pasó sucesivamente a los Pannocchieschi, al Municipio de Siena y al Condado de Elici.
Por último, la dinastía de los Barones Sergardi de Siena fue su propietaria hasta principios del Siglo XX.
En la actualidad, el castillo incluye varias partes no originales, debido a diversas obras de mantenimiento a lo largo de los siglos; sin embargo, las murallas norte y este del pueblo conservan sus carácteres originales.
El castillo también incluye la Iglesia San Niccolò, restaurada en el Siglo XVII.
La fortaleza está dominada por el sugestivo promontorio de las Cornate di Gerfalco, caracterizadas por escarpados acantilados calcáreos que hacen aún más pintoresco el lugar.
Siguiendo el primer tramo del río Merse, se llega a un fascinante geo-sitio donde se pueden admirar los barrancos rojos del Merse: Le Roste es un sitio muy evocador, sobre todo por las famosas montañas de tierra roja, vestigios del método utilizado a finales del Siglo XIX en la producción de cobre.
Estos barrancos no sólo son un fenómeno geológico fascinante, sino también pruebas históricas de las actividades mineras del pasado y su impacto en el medio ambiente circundante.
La Iglesia San Jaime Apóstol, construida en el Siglo XIII, se distingue por su arquitectura románica tardía, caracterizada por una amplia nave y una pared final con un pequeño ábside semicircular.
Exteriormente, la estructura está enriquecida por tres monóforas románicas y un portal con arco de medio punto.
En el interior, tres arcadas transversales, probablemente del Siglo XVII, delimitan el espacio.
Junto a la iglesia, una pequeña habitación conectada por un túnel, fue la residencia del beato Giacomo Papocchi, que data del Siglo XIII.
En el altar, un cuadro de 1618 representa a Cristo que comunica con el beato en su celda penitencial.
La Rectoría de San Niccolò es un sitio arqueológico donde se pueden admirar los restos de una iglesia única por su singular planta con forma de flor con seis pétalos.
Todo el complejo estaba vinculado a la ferviente actividad minera y metalúrgica que caracterizaba todo el territorio circundante. Montieri, de hecho, representaba uno de los centros de investigación minera más importantes, vinculado a la extracción de plata y cobre, de Toscana.
El sitio sigue siendo objeto de investigaciones histórico-arqueológicas y sólo se puede acceder a él mediante visitas guiadas dirigiéndose a la Oficina de Turismo de Montieri.