No faltan museos en la zona florentina, pero lo que queremos proponer es una sugerencia de visita a lugares donde el arte no es la principal atracción. Los museos de Florencia y alrededores se centran en áreas de interés muy variadas y curiosas.
¿Quieres descubrirlos?
Los espacios donde se ha instalado el museo se encuentran en Ponte a Ema (un pueblo de Bagno a Ripoli), localidad situada al sur de Florencia, donde nació y vivió "Ginettaccio". El museo se articula en varias secciones que celebran la figura de Gino Bartali, múltiple campeón, 50 veces camiseta rosa del Giro de Italia, pero también persona de grandes valores y humanidad: 13 años después de su muerte, en 2013, fue declarado "Justo entre las Naciones" por Yad Vashem, el memorial oficial israelí a las víctimas del holocausto.
También se exponen sus bicicletas, así como velocípedos y bicicletas de otros personajes famosos. Una sala está dedicada al visionado de películas que inmortalizan sus memorables victorias.
El museo forma parte de los Museos Cívicos Florentinos.
En la colina de San Francisco, sobre la plaza principal de Fiesole, se alza el monasterio franciscano y en el interior del convento de los Frailes Menores hay un curioso museo, llamado Museo Misionero Franciscano.
Además de la belleza del lugar, un antiguo monasterio con claustros y pequeñas salas, sorprende la variedad de objetos expuestos que llegaron a la colina de Fiesole procedentes de diversas partes del mundo, donde los frailes fueron en misión.
Entre objetos de uso común, objetos litúrgicos, objetos egipcios (hay incluso una momia), el espíritu del museo es despertar en los visitantes el interés por conocer la vida y las costumbres de pueblos lejanos.
En una ciudad -Rufina- completamente rodeada de bodegas, en Villa Poggio Reale se encuentra el Museo de la Viña y el Vino, ¿cómo podría ser de otra manera?
4 salas que ilustran la producción del pasado y del presente, las técnicas y los recipientes de elaboración y almacenamiento del vino, el carro utilizado para transportar las botellas hasta Florencia (el llamado Carro loco, una tradición que aún se mantiene viva).
Un viaje al pasado que culmina, gracias a la vinoteca, en un acto muy concreto: la degustación de ese néctar cuya elaboración se ha transmitido hasta nuestros días con arte y pasión.
En las colinas sobre Lastra a Signa, Villa Caruso Bellosguardo se alza en una espléndida posición. Elegida, restaurada, usada como nido de amor por el tenor de origen napolitano Enrico Caruso en 1906.
En el interior de la villa hay un interesante museo dedicado a este gran tenor y a su deslumbrante carrera, el primer artista verdaderamente internacional que grabó discos y cantó en escenarios de todo el mundo.
El museo está concebido para facilitar un verdadero encuentro con el artista, escuchando su voz grabada, admirando sus trajes de escena, sus bocetos, así como los objetos elegidos personalmente para amueblar el que iba a ser su pequeño palacio.
El museo utiliza dispositivos multimedia interactivos.
La parte superior de Calenzano, la más antigua del Castillo , alberga un pequeño gran museo dedicado íntegramente a los soldaditos y figurillas históricas.
Si el corazón late pensando en los juegos de cuando éramos niños, éste es el lugar adecuado. Grandes maquetas evocan batallas históricas, con figurillas de diversos materiales -del plomo al estaño, del cartón piedra al plástico-, los soldaditos de juguete aquí expuestos abarcan toda la historia de la humanidad, desde los asirios hasta la Segunda Guerra Mundial.
El museo también tiene una parte más educativa, con talleres y visitas temáticas animadas para colegios y familias.