Para calentar las noches de invierno, nada mejor que una buena sopa.
El ritual de la preparación, la búsqueda de los sabores más adecuados, el perfume del pan tostado y el placer de presentar platos humeantes en la mesa son los verdaderos ingredientes de esta comida reconfortante atemporal.
Aquí tienes, directamente de la tradición campesina toscana, cinco recetas sencillas y sabrosas a base de legumbres, verduras o pescado pobre.
Uno de los platos toscanos más conocidos en el mundo es sin duda la ribollita. Un plato pobre y tradicional que solía cocinarse con las sobras de los días anteriores.
A lo largo de los años, la receta también se ha revisado en versión gastronómica, pero la base siempre sigue siendo la misma: pan duro, repollo negro, zanahorias, cebollas, patatas y alubias cannellini.
Una sopa aromática y lenta que debe prepararse con mucha antelación: una vez hecho el caldo de verduras y añadido el pan, hay que recalentar la sopa: de este paso procede el nombre de "ribollita", que significa hervida dos veces.
Para cocinar la ribollita de la mejor manera posible, las alubias secas deben ponerse en remojo toda una noche, y la primera cocción de la sopa dura un par de horas.
Con un chorrito de aceite de oliva virgen extra queda perfecta y lista para disfrutar
Típica de la zona de Lucca, la sopa a la frantoiana es un plato a base de legumbres y verduras, condimentado con aceite de oliva virgen extra, estrictamente toscano. Los ingredientes sencillos y tradicionales dan a esta receta un sabor genuino y atemporal.
Sin embargo, lo que hace que esta sopa sea realmente especial es el uso de hierbas de montaña como el perifollo, la borraja y el cebollino.
Preparar este plato en casa es muy fácil, pero de nuevo se necesita algo de tiempo, tanto para cocer las legumbres como para el caldo de verduras.
El caldaro es una sopa de pescado típica de la zona del Argentario.
Se originó como plato pobre de los pescadores que regresaban de jornadas en el mar y que, utilizando la pesca del día, cocinaban esta sopa en una grande olla llamada, precisamente, caldaro.
Hoy en día, esta receta tiene muchas variaciones, dependiendo sobre todo de la disponibilidad de pescado en el mercado: la base sigue siendo la misma, pero se suelen añadir mariscos. Un puñado de perejil fresco y un poco de guindilla hacen que este plato sea realmente delicioso.
La acquacotta de Maremma es también una receta muy pobre, que surgió de la imaginación de pastores y arrieros que recorrían Maremma con su ganado: mientras pastaban, buscaban hierbas para hervirlas y añadirlas al sofrito de tocino o lardo, cebolla y otras hierbas de temporada.
Con el paso de los años, la acquacotta se ha convertido en una sopa con verduras que cambian según la estación, enriquecida con rebanadas de pan tostado, huevos y queso pecorino.
El secreto del plato es un largo tiempo de cocción: prepararlo en casa es fácil, sólo hay que utilizar ingredientes de temporada y dejarse llevar por la imaginación.
Terminamos con otra sopa pobre, típica de la tradición campesina: farinata de repollo negro.
Preparar esta sopa es muy sencillo, se necesita repollo negro, alubias cannellini y harina de maíz; antiguamente, el plato no sólo se comía nada más prepararlo, sino que en los días siguientes se cortaba en rodajas y se tostaban en la parrilla.