Las tradiciones artesanales son particularmente típicas en Florencia y a lo largo de los siglos se han incluso unido con actividades artísticas, creando elementos únicos.
Entre las antiguas tradiciones artesanales de la ciudad destaca el arte de crear perfumes. Una ciencia que viene de lejos y que busca nuevas experiencias olfativas y esencias personalizadas.
El ejemplo mas antiguo y conocido en todo el mundo es el de la Officina Profumo Farmaceutica di Santa Maria Novella, fundada en 1612 por los monjes domínicos de la iglesia de nombre homónimo. Los Domínicos cultivaban hierbas medicinales y plantas del siglo XIII y se sabe que comenzaron a vender agua de rosas en 1381.
Hoy el taller, con ingreso desde via della Scala, tiene dos particularidades: por un lado es una boutique di charme por sus habitaciones decoradas con frescos, su mobiliario auténtico y sus productos históricos; por otro es también un museo, un viaje en el tiempo a través del arte, botes de farmacia y recetas secretas de perfume.
Una tradición de la que Florencia se siente orgullosa.
Una tienda histórica, abierta en 1561 como "botica" en un edificio a pocos pasos de la Catedral y transformada a partir de mediados del Siglo XIX en farmacia con el nombre de Farmacia "de la Santísima Anunciación", de la escena de la Anunciación representada en la efigie de cerámica situada sobre el emblema. El nombre definitivo - "Farmacia de la Santísima Anunciación" - es del año 1935.
Una curiosidad: la crema de pepino que utiliza el ciclista Gino Bartali para masajear a sus atletas se inventó aquí.
Actualmente, la actividad tiene varias sedes: la farmacia se ha trasladado fuera del centro histórico, mientras que el establecimiento de Via dei Servi se ha convertido en la "Sede Histórica Farmacia Santísima Anunciación desde 1561 - Florencia Italia". En el interior, aún puede admirarse el espléndido mobiliario del Siglo XVII. Una disposición que también se ha recreado en la nueva tienda de Via Porta Rossa.
Si seguimos el río Arno y nos asomamos a via dei Bardi, encontraremos el edificio desde donde el florentino Lorenzo Villoresi cultiva su pasión por los perfumes, un arte que se convirtió en su profesión en 1990.
Villoresi es un creador de perfumes personalizados, con un fascinante laboratorio al lado del Ponte Vecchio, donde las fragancias recuedan a Oriente y sus perfumes, especias y esencias. Ha creado colecciones únicas y personalizadas vendidas por todo el mundo y su taller también se ha convertido en un museo: un recorrido multisensorial perfecto para descubrir el universo del perfume.
Completan el espacio expositivo las plantas, más de ochenta, de las que se recogen las esencias y que se encuentran en el elegante jardín exterior.
Caminando por Florencia encontrarás numerosas boutiques, laboratorios, grandes y pequeños espacios dedicados al perfume.
Aquaflor en Borgo Santa Croce es uno de estos encantadores lugares que se encuentra a dos pasos de la antigua iglesia franciscana.
Una puerta que se abre al lado de un edificio renacentista conduce a antiguos y fascinantes espacios: maderas oscuras con estantes llenos de botellas y esencias. Los perfumes, tanto para uso personal como para el hogar, se hacen a medida y también se pueden comprar de la colección. El maestro perfumista es Sileno Cheloni, encargado de extraer sus esencias de las mejores materias primas.