La imaginación que envuelve a Toscana nos recuerda siluetas de colinas onduladas, parroquias románicas, pueblos medievales y tradiciones ecuestres de los cuales el Palio de Siena es el ejemplo más conocido y resplandeciente. Sin embargo, es en todo el territorio toscano donde las carreras de caballos animan desde hace siglos las ciudades y los pueblos con el amor de los barrios, los colores de los trajes de época y el ardor de los jinetes; entre ellos, en la zona de Amiata, destacan el Palio de Piancastagnaio y el Palio de Castel del Piano.
Enriquecidos por muchas décadas de historia, estos eventos tan populares toman el carácter de verdaderas evocaciones que no terminan en las vueltas de la pista, sino que viven en los días previos a la competición y hacen eco del júbilo de la victoria en los días siguientes.
Del Palio de Piancastagnaio -que tiene lugar el 18 de agosto de cada año en el atardecer, antes de la puesta de sol- no puedes perderte el desfile con los trajes medievales: damas y señores feudales, caballeros y tremoladores de banderas abarrotan las calles del pueblo caminando al ritmo de los tambores tradicionales, con el aplomo y la gracia que recuerda a los tiempos en que la gente vivía en castillos y viajaba sobre elegantes corceles.
El Palio de Castel del Piano, que se celebra cada año el 8 de septiembre, ofrece la emoción del histórico desfile y las percusiones, la asignación de los caballos, las pruebas de los jinetes. Este evento se remonta a la primera mitad del siglo XV. La leyenda vincula su origen al milagro de la Santísima Virgen de las Gracias, una efigie atribuida a Sano di Pietro que, hablando con cuatro soldados de Siena, los salvó de sus enemigos, fieles luchadores a los Condes Aldobrandeschi de Santa Fiora. Justo en el pueblo de Santa Fiora, se puede asistir a otro importante Palio y con la ocasión visitar el espléndido Vivero de peces.
Los días de los Palios llenan de entusiasmo los pueblos y la atmósfera se carga de electricidad positiva, que capta e involucra a los habitantes y visitantes. Una visita cultural cuya perfecta conclusión es un paseo a caballo por los bosques y senderos naturales que caracterizan el territorio de Amiata, adentrándose en los bosques de hayas para disfrutar del "verano" o de la sombra de los castañares donde maduran las castañas IGP de Amiata en vista del otoño.
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