Con la llegada del verano, el atractivo del agua es fuerte. En Florencia no hay mar, pero hay sin duda, lugares insospechados donde aprovechar la sensación de alivio que da el fluir del agua.
Nuestro pequeño itinerario es fresco, pero estáis atentos: ¡no todos estos lugares son aptos para nadar!
La primera sugerencia es en Florencia, donde el agua más "importante" es aquella del Arno. Desgraciadamente, ya no se puede nadar en el río, aunque algunas fotos de época atestiguan que esta actividad no sólo era posible, sino habitual.
Hoy tenemos que contentarnos con permanecer en las orillas, y qué mejor manera de hacerlo que en bicicleta, aprovechando el carril bici que atraviesa la ciudad y une el Girone con el Parque Renai. Podrás detenerte en las praderas, en las orillas y, si lo deseas, también en las pesqueras, situadas tanto aguas arriba como en medio del río, en el tramo urbano.
Y es precisamente en el Parque Renai (Municipio de Signa) donde encontramos un balneario: en este espacio verde cercano al río Arno se extraía arena en el pasado. Cuando terminó esa actividad, toda el área fue espléndidamente destinada para realizar un parque lleno de vegetación con numerosos lagos para relajarse, hacer pícnic, jugar a la pelota y nadar.
Uno de los espacios es, de hecho, una playa equipada. Pero también hay una bonita piscina.
El paseo en bicicleta desde Florencia (Parque de Cascine) hasta Renai está al alcance de todos, y dura unos 40 minutos.
No lejos de Signa, en el Municipio de Campi Bisenzio, encontramos otra área lacustre muy interesante, las Lagunas de Focognano. Estamos en la zona de la llanura que se extiende al oeste de Florencia, en un paisaje fuertemente antrópico e industrializado: sin embargo, este oasis del WWF nos transporta a una dimensión de silencio, naturaleza y agua.
Hay que probar para creer. Las 5 lagunas son muy apreciadas entre las aves, sobre todo durante el periodo de migración, y gracias a las casetas especiales se pueden observar garzas, martines pescadores, palomas y otras aves fascinantes.
Permaneciendo en las inmediaciones de Florencia, precisamente en el territorio de Scandicci, te proponemos un lugar vinculado a la presencia del agua de indiscutible encanto.
Se trata del Mulinaccio, cerca de San Vincenzo in Torri. Hay que adentrarse en un bosque para ver las ruinas de un grande molino, que se alimentaba de un arroyo. La historia del molino estuvo marcada por eventos nefastos y, de hecho, en un momento dado fue abandonado; hoy es un lugar muy misterioso, silencioso y fresco donde el agua aún fluye entre las antiguas piedras.
Salimos del área limítrofe de Florencia para acercarnos al Apenino: a las puertas del Parque Nacional del Bosque de Casentino, en el Municipio de Londa.
Hay muchísima vegetación, pero el corazón del pueblo es el lago rodeado de una naturaleza exuberante y agradable, donde en verano es una auténtica delicia pasar tiempo al aire libre.
El Lago de Londa es un embalse artificial, no obstante el pueblo se beneficia en todos los sentidos. Las orillas son agradables para pasear y hacer pícnic, y son un escenario de diversos eventos organizados especialmente cuando hace buen tiempo.