Itinerario de arte en Valdinievole

En Montecatini Terme el clima de la Belle Époque se respira en las Termas Tettuccio, un "templo termal" diseñado en el 1916 por Ugo Giovannozzi, que quiso evocar el encanto de las antiguas termas romanas mediante columnatas, patios, tribunas y fuentes decoradas. El mismo clima se encuentra en las Termas Tamerici, expresión típica del eclecticismo de la época, que combina el Renacimiento toscano, el Moresco veneciano y el neo-medieval; y en la fachada del Kursaal, creado en el 1907 como "Templo de la Ópera, la Opereta y la Alta Sociedad" y que alberga un casino y un gran salón de baile.

El Palacio Municipal de Montecatini es la sede del Mo.C.A, un museo dedicado al arte moderno y contemporáneo, en los espacios que antes pertenecían al servicio de correos, decorados por Galileo Chini. Conserva obras de maestros del sigloXX, como Orfeo Tamburi, Sergio Scatizzi, Salvatore Fiume y Pietro Annigoni. Joan Mirò también está presente en la colección, con el gran lienzo titulado "Mujer envuelta en el vuelo de un pájaro".

El gran arte del Siglo XX es el protagonista en la ciudad de Pescia, que ofrece a los visitantes una colección de 230 moldes de yeso del escultor Libero Andreotti. Instalado en tres plantas en el Palacio del Podestá, la Galería de yesos de Libero Andreotti es un gran homenaje al artista y a la ciudad donde nació.

Collodi inauguró el concepto de "jardín del artista" en Toscana. Desde el 1956 el Parque de Pinocho ha acogido obras de grandes maestros que han interpretado el mundo de la famosa marioneta. Entre los nombres que hay que mencionar están: Venturino Venturi, Emilio Greco, Pietro Consagra y el paisajista Pietro Porcinai.

Nuestro recorrido artístico termina en el Museo de Arte Contemporáneo y del Siglo XX (Mac,n) de Monsummano terme, que alberga en Villa Renatico Martini una importante colección con obras de Vinicio Berti, Ferdinando Chevrier, Marcello Guasti, Quinto Martini, Jorio Vivarelli y Pietro Annigoni. Este último es el autor del Ciclo de obras inspiradas en el Nuevo Testamento que decoran el Santuario de la Madonna del Buon Consiglio en Ponte Buggianese.