Tres itinerarios históricos para descubrir Garfagnana

Esta variante montañosa de la Vía Francígena parte de Pontremoli, en Lunigiana, y entra en Garfagnana por el Paso de Tea, atravesando los espléndidos y frondosos bosques de Garfagnana tras las huellas de los peregrinos: se trata, de hecho, de un recorrido creado con el objetivo de conducir a los fieles hasta la Catedral de Lucca, donde aún se conserva el Santo Rostro, el famoso crucifijo de madera que a lo largo de los siglos ha sido objeto de gran veneración por parte de personas de toda Europa. La leyenda narra que el Santo Rostro fue tallado por ángeles y que, por tanto, representa el verdadero rostro de Cristo. La Vía del Santo Rostro recorre unos 150 km en total y en el tramo de Garfagnana une Castelnuovo Garfagnana, Barga y Borgo a Mozzano, donde bordea el encantador Puente del Diablo) antes de dirigirse a Lucca, en un hermoso itinerario por etapas.

Otro recorrido de gran interés histórico se superpone parcialmente a éste, con el mismo destino: la Vía Matildica atraviesa tres regiones a lo largo de los territorios de Matilde de Canossa y entra en Garfagnana desde San Pellegrino in Alpe, para llegar después a Castelnuovo Garfagnana y seguir la Vía del Santo Rostro.

La Vía Vandelli, que data del Siglo XVIII, comunica Módena con Massa y es la carretera ducal encargada por Francesco III de Este para la boda de su hijo con María Teresa Cybo-Malaspina: el encargo de construir una vía de paso que uniera las dos ciudades, pasando exclusivamente por los territorios del ducado y que al mismo tiempo fuera segura de transitar, fue encomendado a Domenico Vandelli, de quien toma el nombre la vía.

La Vía Vandelli pasa por los pintorescos territorios entre los Apeninos Toscano-Emilianos y se abre paso por las sinuosas crestas de los Alpes Apuanos. Se entra en Garfagnana desde San Pellegrino in Alpe, subiendo hacia el Paso Tambura, a 1620 m sobre el nivel del mar: desde aquí se puede disfrutar de un panorama impresionante, que se abre por un lado al Golfo de La Spezia y por otro a las escarpadas cumbres de los Alpes Apuanos de Garfagnana.

Luego, la carretera desciende hasta Massa, en la última de las siete etapas que componen todo el recorrido.

La Línea Gótica, el sistema de fortificaciones construido por los soldados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial que cortaba Italia en dos, desde la costa del Tirreno hasta aquella del Adriático, es testigo de una historia más reciente.

En Garfagnana y en Medio Valle del Serchio hay tramos que pasan entre búnkeres, túneles y pasarelas camufladas en el paisaje, reconocibles sólo por un ojo experto o con la ayuda de un guía. Además de seguir el itinerario, en Molazzana también puedes visitar el Museo de la Línea Gótica Garfagnana, que conserva y expone numerosos testimonios del conflicto que tuvo lugar en estos lugares, como fotografías, documentos y mapas militares.