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La Reserva Natural de Castelvecchio en San Gimignano
Photo © Vignaccia76
Photo © Vignaccia76

Jardines, parques y áreas protegidas: espacios verdes en la Vía Francígena Toscana

A lo largo del recorrido de la Vía Francígena se encuentran maravillosos espacios verdes, frecuentados o bien, incontaminados

A lo largo de sus 380 km en Toscana, la Vía Francígena atraviesa una grandísima variedad de paisajes y lugares históricos, pasando de una naturaleza exuberante a espacios donde la mano del hombre ha contribuido a modelar el paisaje. Al atravesar una o varias etapas de esta antigua vía de peregrinación, uno se encuentra con hermosos jardines, áreas incontaminadas y espacios tan preciosos que se han convertido en áreas protegidas.

Índice
  • 1.
    Los Jardines renacentistas, entre geometría y simbología
  • 2.
    Los jardines botánicos, hogar de plantas antiguas y de ultramar
  • 3.
    Parques y reservas, la naturaleza más incontaminada

Los Jardines renacentistas, entre geometría y simbología

Jardines del Palacio Pfanner en Lucca
Jardines del Palacio Pfanner en Lucca - Credit: Daderot.

El aire de novedad que trajo consigo el Renacimiento no escatimó en la creación de parques y jardines: de Versilia a Val d'Orcia se crearon espacios urbanos dominados por el verdor, donde la protagonista es una naturaleza floreciente y amable.
Un espléndido ejemplo de ello son los jardines del Palacio Pfanner en  Lucca, creados a principios del Siglo XVIII a partir de la mente de Filippo Juvarra: plantas, setos, flores, árboles e incluso un bosquecillo de bambú caracterizan este jardín barroco estilo italiano; los caminos que lo atraviesan convergen hacia la fuente central, elemento decorativo que resalta toda la vivacidad del jardín, desde el que se puede admirar el campanario de la Basílica de San Frediano. 

Sobrios y elegantes son en cambio, los Jardines Leonini, un espacio urbano de San Quirico d'Orcia creado a finales del Siglo XVI por Diomede Leoni. Los setos geométricos bajos transmiten la sensación de equilibrio típica de los jardines renacentistas italianos, mientras que las terrazas más altas están sombreadas por el follaje de encinas seculares. Cuando hace buen tiempo, el aire se impregna del aroma proveniente de las flores de la Rosaleda adyacente.

En Radicofani, el Bosque Isabella no tiene las características de un jardín, y la naturaleza crece predominantemente libre, dueña absoluta del lugar. Pero en realidad todo tiene su propio orden: nacido a finales del Siglo XIX de la pasión de Odoardo Luchini, el Bosque Isabella es un jardín romántico-esotérico, donde cada intervención (caminos, muros de piedra seca y puentes) ha sido diseñada para estar en armonía con la vegetación circundante. Árboles, plantas y piedras se disponen en grupos de tres, una referencia simbólica que encuentra su máxima expresión en la pirámide triangular que se alza en el centro del jardín.

Los jardines botánicos, hogar de plantas antiguas y de ultramar

Laguna de nenúfares en el jardín botánico de Lucca
Laguna de nenúfares en el jardín botánico de Lucca - Credit: HauchnebelkabinetT

Plantas exóticas y seculares pueblan los jardines botánicos, junto a especies locales y plantas aromáticas. 
El jardín botánico de Lucca se encuentra en el centro histórico desde principios del Siglo XIX, a instancias de María Luisa de Borbón. Se pueden admirar árboles y especies de todo el mundo: aquí se exponen el Cedro del Líbano, el Ginko Biloba y el Pino Negro. En el centro del área, el estanque se despliega plácidamente bajo la extensión de nenúfares.

En cambio, el centro histórico de Siena alberga un jardín botánico cuyos orígenes se remontan a finales del Siglo XVI: en aquella época, era una zona anexa al hospital Santa Maria de la Scala y se utilizaba para el cultivo de plantas medicinales. En su superficie con terrazas hay más de 2.000 especies vegetales, un jardín rocoso y el jardín de invierno, el reino de las especies exóticas. El Herbario, creado más tarde, data de mediados del Siglo XIX.

Parques y reservas, la naturaleza más incontaminada

Ruinas del Parque Natural de Castelvecchio
Ruinas del Parque Natural de Castelvecchio - Credit: Vignaccia76

De norte a sur, la Vía Francígena Toscana atraviesa o bordea áreas de gran interés histórico y naturalístico, ahora protegidas y tuteladas, donde la vegetación crece libremente.

En la primera parte del recorrido, la antigua vía avanza por los senderos del Parque Regional de los Alpes Apuanos, donde densos bosques cubren las montañas y se extienden hasta donde alcanza la vista, hasta llegar a la Riviera de Versilia, donde se encuentra con la Reserva Natural del Lago Sibolla. Este último, en el territorio de Altopascio, es un pequeño humedal, donde las aves migratorias tienen un hogar estacional, y el lago pantanoso da testimonio de cómo debió ser la zona hace muchos siglos atrás.

En las colinas de Val d'Elsa y no lejos de San Gimignano se encuentra la Reserva Natural de Castelvecchio, hogar de una vegetación exuberante y variada donde prosperan robles, hayas y tejos, y donde permanecen inmóviles las ruinas de una antigua fortaleza medieval.

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