Cada año en la Montaña Amiata hay ferias, rituales y tradiciones íntimamente vinculados a los frutos y elementos de la tierra, como el agua de manantial, las setas y las castañas. Sin embargo, entre los acontecimientos más sugestivos están los que giran en torno al fuego, quizás inspirados y fortalecidos por la naturaleza volcánica del lugar.
Entre las tradiciones que calientan los pueblos en el período de Navidad, las Procesiones con antorchas de Abbadia San Salvatore están ciertamente entre los más famosos. En la noche del 24 de diciembre, el pueblo se llena de enormes hogueras ardientes, iluminando las calles y aportando calor a los habitantes que pasean por las calles del lugar. Un coro atraviesa el pueblo, deteniéndose en cada antorcha y elevando sus cantos hacia el cielo. Después de la misa tradicional, como de costumbre, se abren las bodegasy se calienta el corazón del pueblo con el fuego y el vino.
Es una tradición muy antigua que se ha permanecido a través de los siglos y llega hasta el día de hoy, y tiene lugar cada año en la noche del 24 de noviembre, o bien, en la víspera del nacimiento de Santa Caterina de Alejandría. En la cima de una colina, los habitantes del pueblo se reúnen alrededor de un tronco de melojo llamado"stollo» (puntal), bendecido por el párroco y envuelto en fajinas al cual se prende fuego. Cuando arden las llamas inicia también la competición, en la que cada uno intenta conseguir el stollo (puntal) y llevarlo dentro de su propio barrio, ratificando así su victoria y poniendo fin a la disputa.
El evento es muy importante, tanto que está ilustrado y contado en el Museo de la Focarazza de Santa Caterina.
Las fogatas tienen lugar en la noche del 30 de diciembre en Santa Fiora, que se remonta a la antigüedad cuando se realizaban ritos de fuego para purificar y expulsar el mal, no ha cambiado mucho. Una larga procesión iluminada por la luz de numerosas hogueras recorre las calles y callejuelas donde arden las "carboneras", grandes hogueras de madera, y termina frente a la puerta principal del Palacio Sforza Cesarini, donde se sirve la polenta dulce hecha con el fruto típico de esta zona, la castaña.
Con motivo del Solsticio de Verano, la noche entre el 24 y 25 de junio, las campañas de Amiata se llenan de fuegos y hogueras, que brillan en la oscuridad dando vida a antiguos ritos propiciatorios, en los cuales las llamas y la dispersión de cenizas en los campos era un acto de buenos auspicios.
Por último, más reciente pero siempre interesante, el culto Jurisdavídico revive una vez al año cuando, en la noche del entre el 14 y 15 de agosto, sus seguidores se reúnen en las profundidades de una gruta para recordar los acontecimientos que llevaron a la muerte de su "Profeta". Visible desde los valles circundantes, un fuego arde sobre la misteriosa torre.