No se trata sólo de la Torre Mangia que ocupa la plaza del Campo de Siena o la Torre Guinigi con sus jardines colgantes sobre Lucca. Hoy te llevamos de excursión para descubrir 5 torres menos conocidas pero muy originales que escalan las alturas en Toscana.
La Torre Inclinada no es la única torre en Pisa. En la Plaza de los Caballeros se encuentra la antigua Torre Muda, también conocida como Torre della Fame (Torre del Hambre). Es donde el Conde Ugolino della Gherardesca fue encerrado y abandonado a su suerte con sus hijos y nietos, según cuenta Dante en uno de los pasajes más impresionantes de la Divina Comedia. La torre, que a lo largo de los siglos se incorporó al Palacio del Reloj, es actualmente la sede de la Biblioteca de la Scuola Normale , así como allí encontramos una pequeña placa conmemorativa de los tristes acontecimientos que la hicieron famosa.
San Gimignano, el Manhattan medieval, contaba en el período de mayor esplendor con 72 torres: hoy todavía quedan 16 torres en pie, entre ellas la dos Torres Salvucci, también conocidas como Torres Gemelas, que están situadas en la Plaza del Duomo y que antiguamente eran las más altas del pueblo. La familia Salvucci se atrevió a construirlas superando los 51 metros de la Torre Rognosa, a pesar de que estaba prohibido por las leyes de la ciudad: por esta razón las Torres Gemelas fueron privadas de su parte alta, reduciendo su altura.
Nos trasladamos a la vertiente de Grosseto de la Montaña Amiata para descubrir uno de los lugares más misteriosos en Toscana, la Montaña Labbro, en cuya cima se alza la Torre Giurisdavidica, el único símbolo que queda de la historia de David Lazzaretti, un humilde carretero que en el 1870 se proclamó a sí mismo el segundo Cristo y fundó aquí una comunidad religiosa basada en la comunión de bienes que atrajo a muchísimos campesinos de toda la zona. Hoy de aquella historia de rescate social solo quedan la Torre y la capilla subterránea, que evocan una atmósfera realmente sugestiva.
De todas las torres de Florencia la más singular es la del Jardín Torrigiani, construida por esta familia noble en el corazón del Oltrarno e ideada como camino simbólico e iniciático. El Torrino, que se usó como observador astronómico y que aún hoy es visible desde el exterior de las murallas, tiene 22 metros de altura y recuerda no solo el escudo de los Torrigiani, sino también el proceso de elevación espiritual del mundo profano al mundo de la masonería.
Terminamos con dos edificios con un nombre muy especial: las Torres de Beccati Questo y Beccati Quello en el Valle de Chiana, en Chiusi, a lo largo del camino que en la Edad Media comunicaba Siena con Perugia. La torre de Beccati Questo -Pápate Aquello- fue erigida alrededor del 1279 por los Güelfos, después de ganar una victoria contra los gibelinos, y fue llamada así para burlarse del enemigo vencido. Después de unos años, los rivales de Perugia, para responder a la afrenta, construyeron a poca distancia la Torre Beccati Quello (o Beccati Quest’altro) que hoy se encuentra en el territorio de Umbria.