El Archipiélago Toscano no es sólo un rincón de extraordinaria naturaleza, sino también un lugar rico en historia que emerge de las aguas de sus islas. Entre villas romanas, antiguos puertos, pecios hundidos y fascinantes complejos termales, cada isla nos habla de un pasado fascinante.
Un recorrido por estos lugares históricos permite descubrir el fuerte vínculo entre el hombre y este territorio único, donde naturaleza y arqueología se entrelazan de forma extraordinaria.
La Isla de Elba, la más grande del archipiélago, era sin duda un importante punto de referencia para quienes viajaban por el Mediterráneo. Los hallazgos que se encuentran aquí se remontan incluso a la prehistoria: en la cima del Monte Capanne aún se pueden encontrar misteriosas piedras dispuestas verticalmente, similares a menhires, y muchos de los hallazgos que hoy alberga el Museo Arqueológico de Marciana proceden de aquí.
Elba también fue muy apreciada por los romanos, que construyeron allí espléndidas villas, como la Villa de las Grutas, en Portoferraio, habitada entre los siglos I a.C. y I d.C. - y la Villa della Linguella.
Otra villa, la Villa di Capo Castello en Cavo, está situada en una posición muy pintoresca y panorámica. La villa, construida sobre seis terrazas, tenía planta rectangular y suelos de mármol, a menudo con mosaicos. La parte principal estaba situada en la terraza más alta, mientras que las terrazas de abajo estaban destinadas a jardines y a la zona residencial. Los hallazgos descubiertos aquí se exponen ahora en el Museo della Linguella, siempre en Portoferraio.
La Isla de Giglio, habitada también desde la prehistoria, fue especialmente popular durante la época romana.
La Villa del Saraceno, en Giglio Porto, data de los siglos I-II d.C. y fue construida por la familia Domizi Enobarbi. Esta residencia incluía zonas de piscicultura, testimonio de la importancia de las actividades marítimas.
Del fondo marino surgen otros vestigios de la presencia romana, como un pecio mercante y ánforas del siglo III d.C., que confirman el papel comercial de la isla.
Giannutri, la más salvaje de las islas, conserva una antigua villa romana de los Domizi Enobarbi, construida en el siglo II d.C. en el corazón de la isla. Con su panorama privilegiado sobre el mar, la villa era un ejemplo de lujo y refinamiento.
La isla también alberga los restos de un puerto en Cala Maestra y en sus profundidades hay pecios de barcos romanos y etruscos, prueba de un pasado ligado al comercio y la navegación.
Pianosa conserva vestigios de asentamientos humanos desde la prehistoria, como los hallazgos en la Gruta dei Cervi.
En época romana, se convirtió en lugar de exilio para Agripa, sobrino del emperador Augusto: las termas de Agripa, un complejo termal con piscinas, teatro y estanques piscícolas, son el foco arqueológico de la isla.
Tampoco hay que perderse las catacumbas paleocristianas, que datan de entre los siglos IV y VI d.C., con sus evocadores túneles y cámaras funerarias.
La Isla de Capraia, con sus paisajes vírgenes, fue recorrida por pueblos como los fenicios, griegos, etruscos y romanos. Cerca del castillo se encuentran los restos de una villa imperial, mientras que en la Sella dell'Acciatore algunas misteriosas piedras, dispuestas de una forma particular, sugieren rituales de la antigüedad.
En Gorgona, surgen los restos de una villa marítima tardo-republicana en la localidad de Limiti.
Hallazgos como la cerámica romana atestiguan un pasado vibrante profundamente ligado al Mediterráneo.