En una tierra antigua, donde los productos sencillos y las hierbas del campo son los protagonistas de la propia cocina, existen numerosos licores que se siguen elaborando tradicionalmente con plantas medicinales, especias, raíces y arbustos. Ya a finales del Siglo XIX, las pequeñas farmacias de los pueblos comenzaron a experimentar con la preparación de infusiones alcohólicas y elixires con propiedades tónicas, digestivas y reconstituyentes; estas antiguas recetas, que han sobrevivido a pesar del transcurso del tiempo, nos ofrecen la oportunidad de degustar licores que aún se producen y están disponibles en el mercado, que se han convertido en verdaderos protagonistas de la gastronomía y la comida de Lunigiana. He aquí tres licores tradicionales para saborear en Lunigiana:
China Clementi es el elixir más famoso de Lunigiana, producido en el pueblo de Fivizzano por la Antica Farmacia Clementi. La receta original se remonta al 1884, gracias al trabajo del Dr. Giuseppe Clementi, un experto botánico que creó un tónico a base de dos valiosas variedades de China tropical y hierbas aromáticas y medicinales. Desde el principio, el licor fue apreciado y reconocido, hasta el punto de recibir la Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Roma del 1911.
Entre los admiradores más famosos de China Clementi se encuentran Indro Montanelli, que la pedía regularmente, y el General Bernacca, que vivió en Fivizzano. Hoy en día, China Clementi se sigue elaborando con la receta original, que implica dos años de envejecimiento en un pequeño laboratorio artesanal, y además de acompañar algunos platos tradicionales, es un excelente ingrediente para cócteles innovadores.
El Rabarbaro Zampetti, producido por la histórica Farmacia Zampetti de Pontremoli, fue inventado por el Dr. Ernesto Zampetti a principios del Siglo XX. El farmacéutico, ocupado en crear aceites, ungüentos, soluciones y tinturas en su laboratorio, utilizaba muchas hierbas medicinales, entre ellas el Ruibarbo de Levante, una raíz utilizada en medicina desde la antigüedad. Dadas sus propiedades tónicas y digestivas, el Dr. Zampetti utilizó el ruibarbo para una infusión alcohólica de sabor agradablemente amargo y un aroma inconfundible, que todavía se produce y embotella a mano en el laboratorio de Mulazzo.
Más reciente, pero igualmente fascinante, es la historia del Amargo Partigiano, en la que se encuentran Fosdinovo y Milán. La bebida, creada en enero del 2017 por iniciativa de la Associazione Archivi della Resistenza, es producida por una fábrica de licor social creada gracias a una campaña de financiación colectiva que permitió recuperar una estructura abandonada y crear nuevas oportunidades de trabajo.
Un proyecto sin ganancia y "resistente", con un sabor único, dado por la producción totalmente artesanal de una bebida basada en nueve ingredientes naturales recogidos por voluntarios inspirados en la vida en los bosques de Lunigiana durante la Resistencia. Un elixir aromático que se puede gustar a temperatura ambiente o con hielo.
Es importante tener en cuenta que Lunigiana es una tierra viva, poblada por familias y granjas que, siguiendo sus propias recetas, siguen produciendo licores y digestivos tradicionales para disfrutar en compañía. Entre ellos se encuentran:
La Grapa de Castañas es producida por Montagna Verde, una empresa de agroturismo y albergue del pueblo de Apella, en el Municipio de Licciana Nardi. Desde el 1995, la empresa contribuye al desarrollo del turismo sostenible mediante la agricultura ecológica y la recuperación y el mantenimiento del paisaje circundante y de los antiguos castañares. El licor es el resultado de la infusión en alcohol de castañas seleccionadas de los bosques, propiedad de la empresa y secadas en el característico "gradili"; este lento proceso confiere al licor la típica fragancia de los castañares, un aroma inconfundible de Lunigiana.
Prugnolo, Prugnolino o Bargnolino son algunos de los muchos nombres que se utilizan para describir el licor artesanal elaborado a partir de las bayas del espino negro o ciruelo silvestre (Prunus spinosa L.), que se encuentran en abundancia en Alta Lunigiana y que se deben recolectar entre octubre y noviembre. Un digestivo con un resabio amargo y un color oscuro clásico que es el resultado de una preparación sencilla pero de un largo tiempo de reposo que, según algunas recetas, puede ser de hasta seis meses.
Durante tu viaje a Lunigiana, descubre los licores de una antigua tradición vinculada a los frutos de su tierra y regálate una experiencia regeneradora para el cuerpo y la mente.