A lo largo del recorrido de la Vía Francígena se encuentran numerosos museos y pinacotecas donde se exponen frescos medievales y obras renacentistas que relatan las épocas doradas de Toscana. Además de los más conocidos, este antiguo camino está bordeado por algunos museos insólitos, que cuentan diferentes facetas del territorio: al visitarlos, es posible viajar en el tiempo hacia atrás de miles de años, descubrir tradiciones rurales y artesanales, entrar en las casas de grandes personalidades del arte.
Las vicisitudes de los pueblos que han pisado el suelo toscano durante siglos tienen sus raíces en épocas muy anteriores a la Edad Media.
Las huellas del pasado más lejano permanecen en las misteriosas estatuas antropomórficas que pueblan el Museo de las Estatuas Estela de Lunigiana, alojado en el sugestivo Castillo de Piagnaro, en Pontremoli. Son esculturas de piedra que se remontan a la prehistoria, vestigios milenarios de un pueblo que vivía en los bosques de Lunigiana, en los albores de la civilización.
El dominio de los Etruscos ha dejado numerosos hallazgos: herramientas y objetos de diversa índole han permitido conocer la historia y las costumbres de estas comunidades increíblemente avanzadas, que hoy forman un vasto relato que se descubre en las salas del Museo Cívico Arqueológico de Camaiore y del Museo Arqueológico de San Gimignano. En este último, en la sección dedicada a la civilización etrusca, exhibe a Hinthial: la estatua, conocida como Sombra de San Gimignano, es de bronce y reproduce a un oferente, figura asociada a los lugares sagrados y a los momentos rituales.
En cambio, entre las murallas renacentistas de Lucca se encuentra el Punto de Entrada de la Vía Francígena, un espacio expositivo dedicado a relatar la peregrinación y la experiencia del camino. El recorrido cobra vida en las galerías que discurren bajo el Bastión de San Salvatore y finaliza en la antigua Casa del Boia, antaño vivienda del Maestro de Justicia, que hoy, con su exposición multimedia, representa el corazón del museo.
Único es el caso de los museos de las contradas de Siena, exposiciones de los barrios que conservan el arte y las tradiciones: en estas casas de la memoria del Palio, situadas dentro de cada contrada, conviven esculturas y paneles pintados con trajes del Palio y banderas ganadas, a menudo obra de artistas de renombre internacional.
A lo largo de la Vía Francígena, uno se encuentra con una serie de museos que hablan de un pasado de esfuerzo y trabajos manuales. Para descubrir cómo era la vida en la época de los Medici, puedes visitar las salas del Museo del Trabajo y de las Tradiciones Populares de Versilia Histórica, alojado en el Palacio Mediceo de Seravezza, Patrimonio de UNESCO. La exposición, distribuida en once salas, es una ventana a la vida cotidiana de antaño, que consistía en platos pobres y largas horas en el telar. Una sección está dedicada al trabajo del mármol, el orgullo de Seravezza.
En cambio, en el Museo de la Aparcería de Buonconvento películas, fotografías de época y herramientas relatan la vida de los aparceros, con testimonios y documentos originales; la exposición, que también ofrece estaciones multimedia, se encuentra en el interior de una antigua granja, no lejos de las murallas medievales del pueblo.
El tradicional arte en vidrio en Val d'Elsa está bien representado en la Exposición Permanente del Vidrio de Gambassi Terme, que muestra hallazgos y descubrimientos arqueológicos que datan del Siglo XV al XVIII, mientras que en los bosques de la Montaña Amiata, un museo especial relata la vida de los mineros. Cerca de la cima de la montaña se encuentra el Parque Museo Minero de Abbadia San Salvatore, situado en el emplazamiento de una antigua mina de mercurio, activa entre finales del Siglo XIX y la segunda mitad del siglo pasado. El recorrido, que se centra en la difícil rutina de los trabajadores, termina con un viaje subterráneo, sentados en un auténtico vagón de mineros.
Algunos de los lugares que se atraviesan a lo largo de la Vía Francígena han sido la cuna de grandes artistas, personalidades que han marcado la historia de la música y la poesía.
En el centro histórico de Lucca, entre las iglesias y los edificios renacentistas, una gran estatua señala la llegada al Museo Casa Natal de Giacomo Puccini, situado en la misma casa donde nació. El genio del compositor y su gran pasión musical surgieron entre estas paredes: visitar el museo es como asomarse a la vida cotidiana de Puccini, imaginándolo componiendo Turandot en el mismo piano que es el punto culminante de la visita al museo.
En las laderas de los montes de Versilia, Valdicastello Carducci lleva el nombre de su ciudadano más ilustre: aquí se encuentra la Casa Natal de Giosuè Carducci, destacado poeta que ganó el Premio Nobel de Literaturaen el 1906. La casa-museo es un homenaje y un recuerdo: el mobiliario y los objetos, acompañados de paneles ilustrativos, nos permiten adentrarnos en la vida de Carducci.
A pocos kilómetros se encuentra Pietrasanta, que ha hecho de la escultura su arte destacado, y del arte contemporáneo su seña de identidad. El centro histórico y el litoral están poblados de estatuas de autores, obras de mármol o bronce firmadas por escultores de fama mundial. El Museo de los Arquetipos expone los moldes de yeso a partir de los cuales se realizaron las obras de arte, mientras que el MuSa - Museo Virtual de la Escultura y de la Arquitectura ofrece un viaje multimedia para descubrir la elaboración tradicional del mármol.
Recorrer algunos tramos de la Vía Francígena con niños es una experiencia emocionante, al igual que visitar museos que ofrecen actividadespensadas especialmente para ellos.
El Museo de la Escritura de San Miniato es un viaje a través de la historia de la escritura y de las culturas: instrumentos, técnicas y materiales guiarán a los más pequeños en un continuo descubrimiento entre letras y números.
Dedicado a las artes visuales está el Museo de Arte para Niños de Siena, dentro del complejo museístico de Santa Maria della Scala. En las salas del antiguo Hospicio para los peregrinos, una colección de obras para niños y talleres didácticos acercarán a los niños a los lenguajes del arte, entreteniéndolos y estimulando su creatividad.