Val d'Orcia es una tierra auténtica y genuina, como las excelencias a las cuales da vida. Entre las colinas esparcidas de cipreses y caseríos, es posible adentrarse en un mundo de sabores y recetas tradicionales que hablan de estaciones, pasión y respeto por la tierra.
El paisaje, con largas hileras de vides donde maduran las uvas en verano, anticipa la experiencia de los sabores: aquí nacen vinos tintos de fama mundial, como el Brunello de Montalcino DOCG y el Orcia DOC, este último descrito como "el mejor vino del mundo". Las bodegas y los eventos que los celebran abren las puertas de par en par a un universo de sabores, con historias, visitas y degustaciones, donde cada botella se convierte en portavoz de una historia.
Las típicas tablas de cortar, emblemas de toscana, se enriquecen con aromatizadas variedades de miel y quesos, de los cuales los más conocidos son el Pecorino Toscano DOP y el Pecorino de Pienza, protagonista de la Feria del Queso cada año.
Si la producción de azafrán asombra por sus colores y su delicado sabor, las preciadas trufas llenan el aire y los platos de un aroma inconfundible, tan profundo y envolvente como los bosques donde crecen.
El descubrimiento de los sabores de Val d'Orcia pasa también por los itinerarios museísticos que narran su identidad gastronómica. Entre los museos de Montalcino, el Tempio del Brunello ofrece una experiencia de sumersión de aromas, sensaciones y realidad virtual, mientras que el Museo de la Trufa de San Giovanni d'Asso recorre un itinerario de leyenda e historia, experiencias sensoriales y técnicas de uso.
Las ferias y los eventos son momentos ideales para disfrutar no sólo de los sabores del territorio, sino también de su espíritu más auténtico. Eventos como la Fiesta del Vino de Orcia en San Quirico d'Orcia y Benvenuto Brunello en Montalcino son un paraíso de degustaciones para los amantes del vino, mientras que en Castiglione d'Orcia se celebran los frutos otoñales del bosque, como las setas y las castañas. El aceite, príncipe toscano de todas las comidas, es el protagonista del evento homónimo en San Quirico d'Orcia.
Experimentar este Patrimonio de la Humanidad significa también sumergirse en sus auténticos sabores, a menudo arraigados en una tradición campesina que todavía se puede encontrar en las mesas.