El alma contemporánea de Florencia y su territorio no es evidente en una primera exploración, hay que buscarla siguiendo pistas, modas, movimientos. Se presenta como una fuerza centrífuga, que parte poderosamente del centro histórico de la ciudad renacentista, alejándose hacia el exterior, es decir, hacia los alrededores: una búsqueda interesante, que proporciona experiencias emocionantes. Síganme en esta propuesta que partiendo desde el corazón de Florencia, nos llevará hacia nuevos destinos.
Los lugares donde se puede encontrar arte contemporáneo en modo permanente, en forma de museo o muestra, en Florencia son básicamente tres:
El Museo Novecento en la Plaza Santa Maria Novella es una colección de obras de artistas italianos del Siglo XX, organizada en un itinerario temporal de los nombres más importantes del Siglo XX, complementado con muestras temporales, siempre enfocadas en los artistas de hoy. Forma parte de los Museos Cívicos Florentinos.
La Colección Casamonti es un museo privado, que surgió por amor al arte del empresario Roberto Casamonti. Las numerosas obras abarcan desde principios del Siglo XX hasta principios del Siglo XXI, organizadas en dos muestras diferentes que se alternan. Entre ellos figuran Bill Viola, Marina Abramovic, Mimmo Paladino, Arnaldo Pomodoro, Anselm Kiefer, Anish Kapoor y muchos otros.
Por último, cómo no señalar la espléndida sede del Palacio Strozzi, que alterna artistas del pasado con nombres de actuales, haciendo de Florencia un destino para los amantes del arte contemporáneo.
No se trata de museos sino de lugares que han cambiado destinación y se han convertido en nuevos espacios culturales de la ciudad, completamente impregnados de contemporaneidad.
El primero es sin duda Le Murate, un ex convento y ex prisión de Florencia en la zona de Santa Croce que, gracias a un acertado proyecto urbanístico, se ha convertido en un barrio con dos nuevas plazas, viviendas, tiendas, espacios de colaboraciones, locales y un interesante centro de arte, el MAD (Murate Art District), donde entre muestras, instalaciones permanentes y residencias de artistas hay un movimiento ferviente.
El otro espacio es Manifattura Tabacchi, en la zona de Cascine, donde los inmensos espacios antaño dedicados a la producción de puros, bloques de edificios construidos a finales de los años 30, se están (aún) reconvirtiendo en uno de los lugares más interesantes de Florencia, frecuentado por jóvenes de todo el mundo gracias también a la presencia de la prestigiosa Polimoda. Manifattura Tabacchi es un marco ideal para diversos proyectos artísticos y producciones site-specific, gracias al proyecto NAM (not a museum).
El tercer lugar a tener en cuenta es Sant’Orsola. Se trata de una obra en curso porque, después de tantos años de abandono, el enorme edificio del barrio de San Lorenzo, primero convento y luego, curiosa coincidencia, fábrica de tabaco (antes de que todo se trasladara a Cascine) además de cuartel, está siendo completamente renovado por un inversor francés. Se convertirá en un centro multifuncional, dedicado también al arte contemporáneo. De momento, nos ha brindado dos aperturas temporales, con obras de Sophia Kisielewska-Dunbar y Alberto Ruce, que transmitieron grandes emociones a los visitantes.
Entre los lenguajes contemporáneos, uno muy poderoso e inmediato es aquel de los artistas callejeros. En pocos años, Florencia se ha convertido en una ciudad donde se pueden encontrar numerosas obras creadas en las paredes por artistas muy prolíficos. De los pequeños retratos de Lediesis a las figuritas de Exit Enter, de los grandes murales de Jorit a los quioscos pintados, de las persianas de Via Palazzuolo a la poesía del Juicio Final, la obra realizada en las viviendas sociales del barrio de Galluzzo por el argentino Francisco Bosoletti.
Arte gratis, para todos y al alcance de todos.
Un elemento fuerte de nuestro mundo contemporáneo es también el diseño, que nos acompaña en nuestra vida cotidiana, haciéndola no sólo más fácil, sino también más bella.
Un auténtico viaje al diseño se puede experimentar yendo a Calenzano, donde se encuentra la Fundación Anna Querci - Museo de Diseño Industrial. Con una exposición permanente de objetos realizados para importantes empresas de muebles y objetos de decoración, a la cual se agregan muestras temporales.
La Fundación trabaja en colaboración con los cursos de licenciatura en Design de la Universidad de Florencia para ofrecer a estudiantes, académicos y visitantes un lugar donde experimentar y explorar la cultura del diseño industrial italiano, en un espacio puesto a disposición por el Municipio de Calenzano.
Y llegamos a la hermosa colina de Fiesole, donde, quizás desconocidos para la mayoría, hay dos centros de interés artístico y arquitectónico. La primera es la Fundación Giovanni Michelucci, dedicada a la obra del grande arquitecto fallecido en Florencia en 1980, una mente creativa que dejó una importante huella en la ciudad. La Fundación tiene su sede en su casa, la Villa Il Roseto, situada en una posición panorámica con vistas a la ciudad que amaba. Merece la pena visitarla sólo por las habitaciones, completamente amuebladas con muebles diseñados por el arquitecto mismo. La Fundación abre la casa determinados días para visitas gratuitas, además de llevar a cabo proyectos y propuestas que pretenden innovar las estrategias de intervención respecto a los problemas urbanos más acuciantes.
El segundo lugar es la Casa Museo Sauro Cavallini. Estamos al otro lado de la colina de Fiesole, en Pian di Mugnone, donde se encuentra el centro de estudios del escultor. Aquí podrás pasear por el jardín y las salas y ver las obras allí expuestas. Sauro Cavallini, fallecido en 2016, creó obras que adornan plazas y edificios en muchos países europeos, así como en Italia.