Lunigiana es una tierra fronteriza, atravesada por la Vía Francígena y esparcida de pueblos, castillos, antiguas parroquias, inmersa entre bosques de castaños seculares. En la campiña de Lunigiana, las antiguas tradiciones rurales siguen vivas y los distintos meses del año ofrecen sus productos agrícolas y gastronómicos únicos.
Una tierra para vivirla lentamente, paseando por los pueblos o viajando para descubrir los castillos y las parroquias que se encuentran por el valle, a lo largo de la Vía Francígena o de los caminos históricos que atraviesan toda Lunigiana. A pie, a caballo o en bicicleta, solos, en pareja, en familia o en grupo, como antiguos peregrinos podemos desandar las vías que siempre han conducido a los viajeros desde Europa hasta el Mediterráneo, a través de la Tierra de los Malaspina y de las Estatuas Estelas.
En los agroturismos, los restaurantes característicos de los pueblos o durante los eventos gastronómicos, es posible degustar los platos típicos de la cocina de Lunigiana y participar en las cadenas de producción tradicionales que siempre han transmitido las antiguas prácticas agrícolas y culinarias: el Cordero de Zeri y Testaroli, ambos presidios Slow Food, preparados todavía en "testi" de hierro fundido, los Panigacci de Podenzana, cocinados en "testi" de terracota, platos a base de harina de castañas de Lunigiana DOP, Miel de Lunigiana DOP y panes tradicionales.
Hete aquí algunas de las propuestas más fascinantes para vivir Lunigiana con gusto y lentamente.
En los numerosos agroturismos que se encuentran en todo Lunigiana, la tradición sigue viva: aquí, quienes trabajan en la cocina y aquellos que trabajan en el campo aprendieron de sus abuelos a seguir el lento ritmo de las estaciones y a relacionarse con la naturaleza durante todo el año. Cada temporada nos ofrece gustos y sabores diferentes.
En otoño, los manzanos y los nogales nos ofrecen sus frutos, pero también se pueden seguir todas las fases de la castaña: desde la recolección en los castañares, pasando por el fuego de los hornos de secado, hasta los antiguos molinos con sus muelas de piedra. Durante los meses de invierno se recupera la tradición de la matanza del cerdo. En primavera, los pasteles de hierbas de Lunigiana tienen sabores únicos y diferentes según las hierbas silvestres utilizadas. En verano, participa en la preparación de conservas y mermeladas, junto a las abuelas que te cuentan las recetas tradicionales y te enseñan a preparar platos típicos.
Desde el cultivo hasta la cría, pasando por el producto acabado: en las granjas y por los productores locales, se pueden degustar alimentos únicos como la Mela Rotella, un nicho de calidad típico de este territorio, o el Grano 23 utilizado en la elaboración de los panes de Lunigiana.
Entre ellos, la Marocca di Casola, un pan elaborado con harina de castaña: además de degustarlo en restaurantes, cantinas o en mercados tradicionales, es posible participar en talleres de elaboración de pan. En los restaurantes de Podenzana, patria del Panigaccio de Lunigiana, se puede presenciar a la preparación de este antiguo plato, con una receta tan sencilla como sabrosa: agua, harina y sal, que se combina con embutidos y quesos o con condimentos como pesto de albahaca, setas, aceite y queso parmesano.
En el campo y en las pequeñas comunidades de Zeri, paseando entre los pastos y los bosques, es posible asistir a demostraciones de cocina en los "testi" y degustar productos locales, entre ellos el Cordero de Zeri - Presidio Slow Food.
Las experiencias gastronómicas incluyen catas de vino y aceite de Lunigiana: en los molinos del territorio de, es posible conocer mejor los procesos de producción y degustar el Aceite Toscano IGP Colinas de Lunigiana (en noviembre, también es posible asistir a la producción de este sabroso "oro verde"). Los viñedos de Lunigiana producen vinos preciados como el Colli di Luni DOC y el Rosso Toscano IGT. En Mulazzo, sede del premio BancarelVino, es posible combinar las permanencias con experiencias guiadas en bodegas y catas de vinos locales.
Para tener un recuerdo del viaje a Lunigiana en casa, es imprescindible hacer una parada en las pequeñas tiendas y productores de testaroli, conservas, harinas y cereales artesanales.
Los paseos por los pueblos y las campiñas perfumadas, las visitas a castillos medievales y parroquias y las sabrosas experiencias entre agroturismos y granjas pueden combinarse con mágicos momentos de relax y cuidado personal: no te pierdas las Termas de Equi, con su piscina de agua sulfurosa, y Montelungo.
Entre los alojamientos, también hay Centros turísticos de ensueño donde podrás relajarte aprovechando los servicios de SPAS y del centro de bienestar, o B&B rodeados de vegetación, donde podrás refrescarte en las piscinas naturales o en los torrentes o meditar y practicar yoga.
Para vivir Lunigiana Lenta y con Gusto, descubre las propuestas en www.lunigiana.land