El otoño está en el aire y en las montañas el verde de los bosques ha dado paso a las innumerables tonalidades de amarillo, rojo y naranja. Es la época de las setas y las castañas, y en la Montaña Amiata también de festivales dedicados a los productos otoñales como las castañas asadas y las setas porcini.
Hete aquí algunos de los eventos gastronómicos y vinícolas que animan los pueblos de Amiata desde finales de septiembre hasta principios de noviembre.
El Crastatone di Piancastagnaio es la más antigua manifestación de Amiata dedicada a las castañas y se celebra entre finales de octubre y principios de noviembre.
La "crastata» es la palabra que da nombre a la fiesta y en dialecto representa la caldarrosta (castañas asadas).
Dentro de las murallas de la poderosa Fortaleza de los Aldobrandeschi, las cuatro contradas organizan puestos con productos típicos a base de castañas, sin olvidar el aceite y el vino nuevo, otros protagonistas de la fiesta.
No hay que perderse en Arcidosso Castañas de Fiesta, el segundo y tercer fin de semana de octubre estarán animados por degustaciones de comidas y vinos, música, mercados y recreaciones históricas.
Santa Fiora también celebra su Feria del Marrón Glacé, con puestos donde degustar las delicias locales.
El segundo y tercer fin de semana de octubre, en Abbadia San Salvatore se realiza la Fiesta del Otoño. Los protagonistas son los frutos del bosque - desde las castañas hasta las setas - que se ofrecen para comer y cenar en las distintas contradas del pueblo.
En el programa también figuran excursiones guiadas por los senderos de montaña para recoger castañas, así como mercados de antigüedades, artesanías locales y productos típicos.
En Castell'Azzara, el 31 de octubre se celebra Festautunno, un evento con mercadillos de artesanía, comida callejera, bandas de música y, para terminar con broche de oro, un espectáculo de fuegos artificiales.
En Santa Caterina, a pocos kilómetros de Roccalbegna, se renueva cada año una antigua tradición que ha atravesado los siglos y permanece inalterada hasta nuestros días: la noche del 24 de noviembre, víspera del nacimiento de Santa Catalina de Alejandría, en lo alto de una colina, los habitantes del pueblo se reúnen en torno a un tronco de roble -llamado stollo- y envuelto en fajinas -focarazza- al que se prende fuego. A medida que las llamas se encienden, comienza también una competición en la que cada uno intenta coger el "stollo" y llevarlo a su contrada, obteniendo así la victoria y poniendo fin a la competición.