Los fascinantes, hedonistas y enigmáticos etruscos no sólo dieron origen a una floreciente civilización que fue una de las más avanzadas entre las civilizaciones prerromanas, sino que también fueron grandes maestros del arte figurativo, con un gran sentido estético y habilidad técnica. Aunque ha sufrido influencias de Grecia y de Oriente, el arte etrusco siempre ha mantenido a lo largo de los siglos peculiaridades que lo distinguen y lo hacen inconfundible. La mayor parte de su arte estaba destinada a los edificios funerarios; objetos, ornamentos, representaciones de la vida cotidiana, enriquecían las tumbas para preservar algo de la vida terrenal en estos lugares sagrados puentes hacia el mundo del más allá.
La pintura, en particular, era una expresión artística que adornaba a menudo las paredes de las tumbas; temas de la mitología clásica, representaciones relacionadas con la vida espiritual o a aquella vida cotidiana, eran las principales escenas que animaban los hermosos frescos de colores vivos y las líneas inconfundibles que hacían que las paredes de las tumbas fueran obras de arte. Aún hoy es posible apreciar algunos ejemplos bien conservados de pintura mural etrusca, conservados en las tumbas que enriquecen arqueológicamente el bello paisaje de las históricas ciudades de Chiusi y Sarteano.
En el plácido Valle del Clanis, como se llamaba Valdichiana de la Etruria central, a pocos kilómetros del encantador pueblo de Chiusi, que alberga una vasta colección de objetos etruscos en su Museo Etrusco , se encuentra la Tumba del Mono, en la necrópolis de Poggio Renzo, un testimonio arqueológico de gran valor que data probablemente del 480-470 a.C. Las salas del complejo funerario, compuesto por varias cámaras, están adornadas con pinturas que remiten a la eternidad escenas del ocio y de la aristocracia etrusca, representando músicos, atletas, juegos y carreras de cuadrigas en honor del difunto. El nombre de la tumba procede de la representación de un mono en el friso de la sala central.
En la frontera entre Val di Chiana y Val d'Orcia, la necrópolis de Pianacce, en el hermoso entorno de Sarteano, se puede admirar un ejemplo único y raro de tumba pintada, la Tumba de la Cuadriga Infernal. Del Siglo IV a.C., conserva un ciclo pictórico en la pared izquierda y en parte de aquellas del fondo, cuya representación más significativa es la de un demonio con la mirada inquietante que conduce una cuadriga tirada por dos leones y dos grifos, idealmente conduciendo al difunto al más allá. Escena icónica de la que procede el nombre de la tumba.